San Marino es a bien seguro el país más imprevisible de toda la Eurovisión. Su festival, 'Una Voce Per San Marino', cambiaba de naming este año al 'San Marino Song Contest', manteniendo el nombre anterior para sus castings y siete semifinales previas donde artistas de todo el mundo pagaban para una audición en San Marino y con suerte colarse en una semifinal de unos treinta artistas donde solo uno pasaba a la final. Si esto era ya complicado, la semana de antes la RTV San Marino anunciaba otros artistas invitados, entre los cuales saltaba la enorme sorpresa de la presencia del afamado Dj Gabry Ponte, antiguo miembro de Eiffel 65 y cosechador de éxitos por todo el mundo.
La presencia de Gabry Ponte se sumaba a otros grandes nombres que habían llegado en otros años como los de Achille Lauro o Loredana Bertè, con la sorpresa de que Ponte llegaba al San Marino Song Contest con 'Tutta l'Italia', el tema que había servido de sintonía del Festival de Sanremo una semana antes. Después de sonar unas quince veces por gala en Sanremo y colarse en todos los 'charts' de Italia y el mundo, ahora era candidata a Eurovisión por los vecinos de San Marino. La historia era épica.
Como casi todos esperarían, Ponte vencería la final nacional sanmarinense con el apoyo de un jurado que cuenta con todo el peso de la decisión. En una gala donde tendríamos ex-eurovisivos como la albanesa del año pasado, Besa Kokhedinma, Ponte se ganaría un billete a Basilea donde llevará un tema tremendamente viral y del que tendrá que asumir el coste de la propuesta, otra de las peculiaridades del proceso de la Serenissima.
¿Qué tal es 'Tutta l'Italia'?
A los Dj no les ha ido especialmente bien en Eurovisión. Con grandes nombres que se asomaron al festival como los de Darude o Dj Bobo, lo cierto es que al final la propuesta se centra tanto en el protagonista que la propuesta acaba fallando por el poco protagonismo del cantante o por lo estático de la puesta en escena.
Con Gabry Ponte veremos qué ocurre, porque ciertamente tiene una de las canciones más aclamadas de la edición sin duda. La voz la pone Andrea Bonomo, un artista que ya pasara en su día por Sanremo, pero que actúa enmascarado en la actuación. En el show (siempre coqueto) de San Marino, la realización se centró simplemente en muchos planos de un Gabry que movía la boca, pero realmente no cantaba. De cara a Eurovisión consideramos esencial que haga partícipe a su cantante, para llegar a conseguir grandes hitos, como el mejor resultado de San Marino en el festival, que con un puesto 18 estaría conseguido.
¿Llegará a conseguirlo? De momento la Serenissima cuenta con la propuesta más ambiciosa para ellos de los últimos años, y solo queda ver cómo se verá en Basilea para confirmar un buen resultado de nuevo para el microestado.
