Mientras que la llegada de las vacunas parece empezar a mostrar el final de la pandemia y miles de ciudadanos empiezan a recibir sus dosis, los científicos empiezan a preguntarse cómo conviviremos con el virus cuando la población alcance la ansiada inmunidad de grupo.
Ya no hay duda de que el SARS-CoV-2 no desaparecerá: este virus ha llegado para quedarse, pero la única forma de convivir con él s que la mayoría de los adultos sean inmunes mediante la vacuna o una infección natural.
Según un estudio publicado en la revista Science, cuando se haya alcanzado esta inmunidad de grupo, la enfermedad pasará a convertirse en un mero resfriado común. Para alcanzar esta conclusión, los expertos se basan en un modelo desarrollado por científicos de la Universidad Emory y Penn State (EE.UU.) que ha revisado estudios de los cuatro coronavirus del resfriado común y el SARS-CoV-1.
Con ello se afirma que, si el patógeno se vuelve endémico y circula en la población general, con una población expuesta desde la infancia, el SARS-CoV-2 puede unirse al grupo de coronavirus leves que causan resfriados y que circulan durante las estaciones del año más frías.
El virus representa en sí mismo una amenaza porque es un patógeno desconocido que puede abrumar al sistema inmunológico adultos que no ha sido entrenado para combatirlo. Pero ese ya no será el caso una vez que todos hayamos estado expuestos al virus, ya sea de manera ambiental o mediante la vacuna.
Los niños, por su parte, están constantemente expuestos a nuevos patógenos, una de las razones por las que son más hábiles que los adultos para defenderse del coronavirus. Con el tiempo, sugiere el estudio, el virus será motivo de preocupación solo en niños menores de 5 años, a los que someterá a simples resfriados, si es que presentan algún síntoma.
El coronavirus, por tanto, se volverá endémico, es decir, un patógeno que circula en niveles bajos y rara vez causa enfermedades graves. "El tiempo que se tarde en llegar a este tipo de estado endémico depende de la rapidez con la que se propague la enfermedad y con la que se implementa la vacunación", señala Jennie Lavine, primera autora del artículo.
La clave: adelantar la vacunación todo lo posible
Con todos estos datos, Jennie Lavine concluye que "el reto en esto momentos es exponer al mayor número de personas posible por primera vez a la vacuna lo más rápido posible". Además, señala que los cuatro coronavirus comunes que causan el resfriado han estado circulando entre nosotros durante mucho tiempo y casi todo el mundo se ha infectado a una edad edad temprana.
La infección natural durante la niñez proporciona una inmunidad que protege en el futuro contra enfermedades graves, pero no previene contra la reinserción periódica: "los cuatro coronavirus del resfriado común son endémicos y solo producen síntomas leves", señala.
El modelo predice que la tasa de letalidad del coronavirus actual puede caer por debajo de la gripe estacional (0,1%) una vez que se alcance un estado estable endémico. !Estamos en un territorio desconocido, pero un mensaje clave del estudio es que los indicadores inmunológicos sugieren que las tasas de mortalidad y una vacunación a gran escala pueden disminuir a corto plazo, por lo que se debe hacer el máximo esfuerzo para resistir a esta pandemia para obtener la endemicidad", destaca el investigador Ottar Bjornstad.
Hasta la fecha, los datos sugieren que la infección es leve y la mortalidad es baja en bebés y niños, aunque hay excepciones a nivel individual y algunos experimentan complicaciones raras, como el MIS-C, síndrome inflamatorio multisistémico en niños. Por el contrario, si la infección por SARS-CoV-2 en la infancia se volviera más grave, como el MERS-CoV (coronavirus relacionado con el síndrome respiratorio de Oriente Medio), los programas de vacunación de rutina seguirían siendo necesarios, concluyen los autores.