Este fin de semana Madrid vibró con el que posiblemente haya sido el derbi más épico de la historia. Y quién lo iba a soñar después de la final que Real Madrid y Atlético nos regalaron hace tan solo dos años. A día de hoy, y tras el triunfo sevillista en la Europa League y esta castiza final en tierras milanesas, es indudable que el fútbol español sigue su andanza hegemónica en Europa. Espera... ¿es indudable?
¿Y si os dijera que, desde la temporada 2000/2001 la Champions la han ganado cuatro equipos alemanes, un francés, un inglés y un sueco? Me llamaríais loco. ¿Y si os dijera que aquello de que ningún club ha ganado la Champions dos años seguidos es mentira, que ya lo consiguió el Umeå, el Lyon y el Wolfsburg? ¡Menuda absurdez! ¿Y si os dijera que el Real Madrid está en Segunda División y que los últimos equipos en llevarse la liga fueron el Barça -4 veces seguidas- y el Rayo -3-? Demasiadas estupideces juntas, ¿verdad?
¡Ah, perdonad, que no lo he dicho! Estaba hablando de fútbol femenino.
Y este es el problema de la hegemonía masculina no ya en el lenguaje (en donde es perfectamente palpable por todas todos), sino también en un deporte. Si no especificas el género del que juega, se presupone que es el hombre. Así es como debe ser, ¿no? Las mujeres no pueden ser amas del fútbol, para eso ya tienen la casa, donde pueden ser reinas y señoras.
Aquí es donde entran los medios de comunicación, ya habituales del arte de la difusión de actitudes y costumbres que benefician el status quo, menospreciando a las mujeres que juegan al fútbol profesional. El pasado viernes, el Athletic de Bilbao (el femenino, no vaya a haber confusiones) tenía que cancelar su rueda de prensa antes de enfrentarse el sábado al Atlético de Madrid, mismo día de la undécima del Real Madrid. De nada le sirvió a las chicas ser las campeonas de la Liga para recibir la atención merecida. Mientras la ausencia mediática se producía, la celebración de las chicas de un equipo danés de balonmano (el Frederiksberg) desnudas con la Copa recién cosechada estaba presente en todos los principales medios de España (de España, no ya Dinamarca): Marca, Mundo Deportivo o incluso La Vanguardia son solo algunos ejemplos.
Ya lo sabéis, chicas, si queréis salir en los principales medios deportivos a nivel nacional, no aprendáis a jugar bien al fútbol: salid desnudas a dar una rueda de prensa, pues ni en los deportes tópicamente femeninos (véase la gimnasia rítmica), la victoria de nuestras chicas, las españolas, en uno de los últimos mundiales apenas contó con un solo segundo de los cada vez más interminables espacios de deportes de la televisión.
Este domingo, repasando las webs de algún periódico deportivo de primer nivel de ventas, podíamos encontrar pocas noticias que no tratasen de la celebración blanca de la Champions masculina. Entre ellas, sorprende especialmente la inclusión de dos: en primer lugar, el baño "salvaje" de Charlotte McKinney, la cual no es ni tan siquiera deportista, sino modelo, pero llevaba un "diminuto bikini", según subtitularon, al azote de las olas. En segundo lugar, el topless en Instagram de Miley Cyrus, calificándola de "reina de la provocación", como justificando su recalcitrante machismo y su visión de las mujeres en el deporte como mero objeto sexual con un "si es que van provocando".
Con todo ello, no os hagáis los sorprendidos cuando determinados grupos feministas decidan desnudarse como forma de protestar. Así, como poco, al menos saldrán en todos los medios de comunicación. De lo contrario, posiblemente les harían el mismo caso que a las jugadoras del Lyon, flamantes campeonas de Europa esta temporada, siempre al ocaso del Real Madrid. De hecho, al contrario que la victoria de la escuadra lionesa, sí ha sido noticia el desnudo de la chica Playboy Mirtha Sosa a colación de la undécima Copa de Europa del Real Madrid. No solo eso, sino que llegan a dedicarle todo un book de desnudos con la excusa de su declarado madridismo, en una web a priori deportiva.
Para finalizar, queremos enviar un fuerte apoyo a las leonas del Athletic de Bilbao en su inminente consecución del torneo liguero, pues, aunque sea parte de la cultura popular la majestuosidad del león, es la hembra la que sale de caza mientras el macho descansa.
