La familia Franco encargó la gestión del Pazo de Meirás (residencia estival del dictador) a la Fundación Nacional Francisco Franco, y las consecuencias de aquella decisión ya están comenzando a dar sus frutos.
Según el comunicado publicado por la organización de extrema derecha, la gestión del conjunto irá completamente encaminada a alabar "la grandeza de la figura de Franco", una decisión que podría violar la actual Ley de Memoria Histórica, mantenida sobre el papel por el Gobierno, pero sin aplicación efectiva.
La decisión llega después de que el Gobierno autonómico presidido por Alberto Núñez Feijóo decidiese delegar en la familia Franco la gestión de las visitas, obligadas después de que el anterior gobierno de la Xunta presidido por PSOE y BNG declarasen el lugar como Bien de Interés Cultural (avalado por la Justicia en 2011).
La denuncia parte ahora de la Comisión pola Recuperación da Memoria Histórica, pero por el momento no tendrá ningún efecto reseñable: la fundación se queda con la gestión de las visitas, mientras que la familia seguirá disfrutando en exclusiva de la parte privada del edificio (tan sólo se puede visitar durante cuatro días al mes).
En cuanto a las críticas, la organización ha querido comparar a los grupos "con el esquema del Frente Popular en febrero del 36" y han afirmado que las críticas tienen como única intención "desgastar al Gobierno del PP".
La práctica totalidad de la oposición en el Parlamento gallego ha criticado la decisión, así como el gobierno municipal de Sada, que ha aprovechado para denunciar "las reiteradas violaciones del régimen de apertura y visitas públicas que la familia Franco está obligada a gestionar y costear". Un conflicto en el que la Fundación Francisco Franco cuenta con todas las papeletas de ganar.
El origen del Pazo
No hay que olvidar que el Pazo recayó en el dictador después de una supuesta "donación voluntaria" organizada por la Diputación de La Coruña, en la que se se llegó a sustraer parte del sueldo de los funcionarios y se coaccionó a muchos de los campesinos de la zona para que cediesen sus tierras. El lugar había sido previamente propiedad de la escritora gallega Emilia Pardo Bazán.
La versión de la organización, sin embargo, es la siguiente: "Dicho Pazo fue donado por el pueblo gallego a Francisco Franco mediante suscripción pública. Gracias a ese generoso donativo Galicia ha contado con la presencia veraniega de quien fuera jefe del Estado durante la totalidad de su mandato, honor al que ninguna otra región española tuvo acceso, y que demuestra que la Diputación de La Coruña que gestionó la donación fue no sólo generosa, sino inteligente".
