La Fiscalía ha reclamado 121 años de prisión en conjunto para los cinco mayores de edad involucrados en el asesinato de Samuel Luiz, el joven asesinado en una zona de ocio en La Coruña. Esta cifra es la suma de las penas de prisión, una horquilla entre 22 y 27 años de cárcel.
Los hechos investigados ocurrieron en julio de 2021, cuando alrededor de las tres de la madrugada Luiz y una amiga, en las inmediaciones del pub El Andén, en la zona de Riazor, fueron atacados mientras hacían una videollamada a una amiga.
"¡Deja de grabar, a ver si te voy a matar, maricón!", fue una de las palabras que exclamó Diego M. M. según relató la Fiscalía, mientras se encontraba con su novia, Catherine S. B., alias Katy. Samuel fue brutalmente agredido por una turba y finalmente murió en un hospital a las 06:50 horas.
La fiscal delegada para Delitos de Odio ha pedido para cada uno de los miembros de la pareja que se enfrentó al joven 25 años de prisión. Son 22 años por el asesinato con ensañamiento y alevosía y otros tres por el agravante de discriminación por orientación sexual.
En este caso se atiende a las referencias del agresor a la orientación sexual de su víctima, según relataron los testigos de los hechos, que se mantuvieron en todo momento. El escrito de acusación detalla que la acusada "compartía plenamente la profunda animadversión [...] hacia la homosexualidad atribuida a Samuel".
La muerte de Samuel se produjo como consecuencia de los golpes durante la agresión, una paliza que recibió al grito de "maricón de mierda". Una "jauría humana" que actuó contra el joven, según aparece describió el mando policial sobre lo ocurrido.
"Deshumanización y crueldad"
La fiscal detalla en su escrito que "todos los acusados, actuando en grupo, eran conscientes de que con la duración y persistencia de los golpes podían ocasionarle la muerte". Y que, ante ese contexto, la víctima "no tenía ninguna capacidad de defenderse del ataque grupal que estaba sufriendo".
"Los continuos y brutales golpes fueron realizados con la intención deliberada de aumentar innecesariamente su dolor y sufrimiento físico para alcanzar el fin letal", expresa la acusación pública, que añade que este hecho representa "una crueldad y deshumanización extremas".
Además, la fiscal indica que uno de los acusados reiteró despectivamente la orientación sexual de la víctima hablando con terceros. Además, intentaron evitar confluir en los mismos espacios tras el ataque en grupo al joven, puesto que realmente terminaron por dispersarse en diversas calles de la zona.