Un hombre se enfrenta a una pena de cuatro años y diez meses de cárcel por robar un bocadillo en una panadería de Barcelona el pasado mes de marzo. Detrás de la petición de una pena tan elevada, se esconde el supuesto uso de la violencia por parte del acusado contra una dependienta. Este individuo se encuentra en riesgo de exclusión social y no tiene antecedentes penales.
Según el escrito de la Fiscalía, el hombre entró a la panadería y pidió algo para comer. Ante una posible negativa, "esgrimió un objeto metálico cortante similar a una lata de bebida rota" e "hizo ademán de cortar" a una de las dependientas de la panadería para hacerse con el bocadillo sin pagar.
Sin embargo, la versión que manifestó el hombre tras su detención por los Mossos d'Esquadra, fue que rompió la lata para hacerse cortes en los brazos, que efectivamente hizo,"para demostrar que tenía hambre y llamar la atención". Por lo tanto, el móvil del hurto era simplemente para llevarse algo de comer a la boca.
La fiscalía lo considera robo con violencia e intimidación
Las dos trabajadoras que se encontraban en el local comparecerán como testigos. Una de ellas declaró que, antes de coger el bocadillo, el acusado se dirigió a los clientes para que le compraran algo de comer. Ante la negativa general, el acusado se dirigió al mostrador y sacó "un objeto puntiagudo", esgrimiéndolo ante ellas para coger la comida y salir del local.
Testigos y acusados coindiden en que en ningún momento hizo ademán de robar el dinero de la caja u otra cosa que no fuera comida. No obstante, la Fiscalía cree que los hechos son constitutivos de un robo con violencia e intimidación. Además de la pena que se le pide, también se le atribuye el pago de las costas del juicio.
Prácticamente la máxima pena contemplada en el delito
Los cuatro años y diez meses que se le piden, se encuentran solo dos meses por debajo de la pena máxima contemplada por el delito, que son 5 años. Se llegó a pedir su ingreso en prisión provisional, pues no se presentó a la primera comparecencia. Finalmente, su abogada de oficio consiguió evitarlo al demostrar que los problemas económicos de su defendido le impidieron llegar al juzgado pertinente.