¿Qué sería de un país como Italia sin sus increíbles y únicos monumentos? Un patrimonio tan identitario y de un valor incalculable. Pero, ¿realmente somos conscientes de lo que puede suponer todo su mantenimiento? Es fácil imaginarse su importancia cuando existe hasta un ministerio dedicado únicamente dedicado a ello. Pero seamos realistas, ningún gobierno por más presupuesto que tenga puede mantener todos los monumentos que hay en el país transalpino.
Hace unos meses llamó la atención que los grupos LMVH (propietario de firmas como Dior o Loewe) y Kering (al que pertenecen entre otras Gucci y Saint Laurent), diesen millones de euros para la restauración de la Catedral de Notre Dame, pero esta no es la primera vez que gracias al dinero de las empresas de lujo se puede mantener en pie un patrimonio de valor incalculable que nos pertenece a todos.
El caso por excelencia es el de la Fontana di Trevi. Vivía sus horas más bajas con sus mármoles recubiertos de un tono plomizo y tras haber sufrido varios desprendimientos cuando en 2013 Fendi anunció que financiaría su restauración. En total 17 meses y más de dos millones de euros le costó a la firma romana devolver el brillo a la mítica fuente de la que Marcello Mastroiani sacaba a Anita Ekberg en 'La dolce vita'. Aunque el de Trevi no es el único patrocinio de Fendi en lo que a fuentes de la capital italiana se refiere ya que en 2015 también dedicó una partida para la recuperación del complejo de las Quattro Fontane dedicadas a las diosas Juno y Diana y a los ríos Tíber y Arno.
De hecho, la última de las restauraciones que se han llevado a cabo también en la ciudad del Tíber ha contado con su patrocinio tal y como destacó hace tan solo unas semanas el ayuntamiento de Roma. Esta vez han sido un total de cuatro fuentes, entre ellas, la Fontana dell'acqua Paola, situada en la colina del Gianicolo, donde goza una de las mejores panorámicas de toda la ciudad. Otra fuente tremendamente cinematográfica ya que protagoniza la primera escena de la oscarizada 'La Gran Belleza' de Paolo Sorrentino. A esta se sumarán otras tres: la Fontana de la Mostra della nuova Acqua Vergine en la Terraza del Pincio, la del Moisés y la del Peschiera.
Aunque no solo de fuentes vive Roma y eso lo sabe la firma de zapatos Tod's, que donó 25 millones de euros para el rejuvenecimiento del Coliseo mientras que la casa joyera Bulgari se encargó de la limpieza y restauración de la escalinata de la Plaza de España, por la módica cantidad de 1,5 millones de euros. Aunque decenios antes de este boom de mecenazgo la diseñadora y arqueóloga Laura Biaggiotti ya hizo posible la recuperación de la escalinata que sube hasta la plaza del Campidoglio y las fuentes de la Plaza Farnese.
Las firmas también se fijan en Venecia y Florencia
Roma no es la única ciudad italiana en la que las grandes firmas ponen su sello. Por ejemplo el pasado 1 de diciembre Bottega Veneta anunció que el 30% de sus ingresos por las ventas de sus bolsos, su producto estrella, estarán destinadas a la restauración de la Basílica de San Marcos, en Venecia, tras las tremendas inundaciones del pasado mes de noviembre. De hecho, en la ciudad también han metido sus manos la Fundación Prada, que colaboró con la restauración del palacio Ca' Corner della Regina, que desde 2011 es su sede en la ciudad de los canales, de igual manera que Diesel se encargó de devolver la vida al Puente de Rialto y Chanel restauró el león también de la Plaza de San Marcos por su vinculación con la fundadora de la casa, Cocó Chanel.
Gucci, que este año también anunció una inversión en la Roca Tarpeya (lugar situado campidoglio desde donde en el antiguo imperio despeñaban a los traidores), en 2017 donó 2 millones de euros para el mantenimiento de los florentinos Jardines de Bóboli. En esta misma ciudad, gracias a la ayuda de Salvatore Ferragamo se ha llevado a cabo la restauración de la Fontana de Nettuno en la Plaza de la Signoria y la torre y casa Campatelli del pequeño pueblo toscano de San Gimignano. Asimismo, la firma de calzado hace pocos meses anunció un acuerdo con la Galería degli Uffizzi gracias al cual se recuperarán un total de ocho salas del conocido museo en el que se pueden ver las grandes obras de Boticelli.
Se trata de un mecenazgo a caballo entre la filantropía y la campaña publicitaria ya que en muchos casos buscan devolver a la ciudad toda la inspiración que les ha proporcionado como en el caso de Fendi. A cambio de su inversión, esta firma en 2016 ofreció un espectacular desfile sobre las aguas de la Fontana di Trevi y este verano otro en el Templo de Venus del foro romano, un lugar cerrado al público. Aunque estos no han sido los únicos casos. En los últimos años, coincidiendo con sus ayudas al patrimonio, Gucci organizó sendos desfiles en el florentino Palazzo Pitti y en los romanos Museos Capitolinos y mientras, Bulgari también hizo una de sus presentaciones sobre las escaleras de Piazza Spagna.