En 2012 Hanna Dickenson tenía 19 años y trató de engañar a sus padres diciéndoles que tenía cáncer terminal y que necesitaba dinero para seguir con el tratamiento en Thailandia y Nueva Zelanda. Sin embargo, los padres de la joven, que ahora tiene 24 años, no disponían de la cantidad de dinero que su hija les pedía. Son granjeros y su nivel adquisitivo no es muy bueno.
Los padres de la joven se creyeron a su hija y no pensaban dejarla morir, por eso decidieron perdirle dinero a sus vecinos de Swan Hill, según recogen los documentos judiciales. En total estafó más de 33.000 dóolares a vecinos y amigos. Una de las personas que dejó dinero a los Dickenson acababa de salir del hospital porque precisamente se había enfrentado a un tratamiento contra el cáncer. Este le prestó más de 8.000 euros porque la joven le dijo que necesitaba un tratamiento urgente en marzo de 2013. En realidad utilizó ese dinero para irse de fiesta, en donde consumía drogas, y también lo gastó en irse de viaje.
Aunque poco le duró el engaño, pues una de sus víctimas decidió buscar el perfil de Hanna en Facebook y descubrió que esta estaba todo el día de fiesta y viajando. Así que empezó a sospechar que se trataba de una estafa y decidió ponerse en contacto con la Policía. Las autoridades llegaron a encontrar a más víctimas de la joven, entre ellas sus padres, que creían que su hija tenía cáncer terminal.
La joven fue sentenciada a tres meses de cárcel y ha someterse a un plan de correcciones comunitarias duante 12 meses, que le obligan a realizar 150 horas de trabajo comunitario y a someterse a un tratamiento por problemas de salud mental y abuso de drogas.
'Cambio de vida'
El magistrado que instruye el caso, David Starvaggi, alegó que el comportamiento de Hanna fue "despreciable" y "desgarrador". Mientras que la defensa de la acusada había insistido con anterioridad a los jueces que no encarcelasen a Hanna argumentando que la actitud de Hanna no fue "tan mala". Y es que para su abogada, Beverly Lindsay, la estafa de la joven no era tan grave porque sólo pidió dinero a sus padres.
Además asegura que la actitud de Hanna ha cambiado de forma drástica, ya que ahora tiene un trabajo estable como vendedora de pisos y enviarla a prisión sería "un paso atrás" para ella. Sin embargo, la defensa no convenció al magistrado y finalmente Hanna cumplirá su condena.