El caso de Eli Stewart conmociona. Este joven británico de 19 años ha fingido durante dos años un cáncer terminal con el fin de recibir numerosas donaciones y regalos por parte de la caridad, tal y como recoge el diario The Mirror.
Así lo ha asegurado la organización benéfica 'The Clutha Trust', que llegó a regalarle una guitarra valorada en 1.000 libras -1.150 euros al cambio- para que pudiese desarrollar sus dotes musicales.
"Es una situación difícil para nosotros. Esperemos que éste sea un caso aislado y podamos aprender de esta experiencia. Nosotros seguiremos haciendo un buen trabajo con los jóvenes desfavorecidos", ha asegurado la entidad benéfica, que se ha lamentado por lo ocurrido.
Mientras tanto, la madre del joven ha asegurado que su hijo padece la enfermedad, algo que ha mantenido el propio acusado, que recuerda que le diagnosticaron el cáncer de pulmón y estómago durante una revisión de su rodilla.
El joven llegó a recibir viajes, una guitarra valorada en 1.150 euros y múltiples donaciones
El joven había participado en múltiples campañas para la recogida de fondos y había sido fotografiado con la cabeza rapada. Durante todo este período, ha recibido un viaje con todos los gastos pagados a Belfast e incluso llegó a organizar un concierto benéfico para la organización que le ha estado ayudando, cuyo dinero aún no ha recibido la entidad.
La policía aún se encuentra estudiando el caso, ya que aún no se ha aclarado si se trata de un montaje. El joven había mostrado unos correos electrónicos en los que debatía con un médico de Estados Unidos sobre su tratamiento, pero al parecer, dicho profesional ha negado haber mantenido contacto con él.
No es la primera vez
El caso de Eli Stewart no es el primero de estas características. En febrero de 2016, la Policía Nacional detuvo a Frank Sherpa, un hombre que había fingido padecer un cáncer terminal y que había conseguido apropiarse de 12.000 euros para, según aseguraba, iniciar un tratamiento en Houston.
Más mediático ha sido el reciente caso de Nadia, una niña a la que, supuestamente, sus padres usaron para recaudar fondos contra el cáncer. En este caso, se desconoce si la niña padecía la enfermedad en un grado menor al que se indicó o si realmente no la sufrió en ningún momento. Sin embargo, este tipo de noticias poner el límite de la ética. ¿Merecen este tipo de casos prisión?