El nuevo dueño y director ejecutivo de Twitter, Elon Musk, ha mantenido la primera reunión con la plantilla de Twitter (al menos a los que no ha despedido) en la que ha asegurado que "la bancarrota no esta descartada", según informa la agencia Bloomberg.
La red social ha quedado con una fuerte deuda tras el cierre de la operación de compra. Además, su liquidez se ha visto afectada por la retirada masiva de anunciantes que desconfían en que la red social se mantenga como un espacio seguro, libre de mensajes de odio o de fake news, bajo la directriz del estadounidense.
El pasado viernes 4 de noviembre Musk advirtió que la compañía perdía cuatro millones de dólares diarios. Este jueves día 10 admitió que vendió 19,5 millones de acciones (por casi 4.000 millones de dólares) de su empresa Tesla de automóviles eléctricos para "salvar" Twitter, aunque ya no está tan seguro de poder lograrlo.
A pesar de que el magnate multimillonario ha despedido a aproximadamente el 50% de la plantilla de la red social, hasta entonces conformada por 7.500 personas, considera que en estos momentos sigue habiendo un exceso de trabajadores, por lo que no se descarta que haya más salidas de la compañía próximamente.
Musk, que en la reunión ha puesto fin al teletrabajo avisando que "se avecinan tiempos difíciles", también ha señalado que es urgente que la compañía logre convencer a los usuarios para pagar los ocho dólares que se requieren por cuentas verificadas a través de la suscripción a Twitter Blue, algo que ha generado cierta polémica.
Fuga de directivos
En este ambiente de incertidumbre, varios directivos de la compañía siguen abandonando sus cargos. La jefa del departamento de seguridad de la información, Lea Kissner, en el cargo desde abril de 2021, tuiteó que había tomado "la difícil decisión de dejar Twitter", pero no expuso sus razones.
A ella se han sumado Damien Kieran, director de privacidad y Marianne Fogarty, jefa de conformidad ("compliance"), esta última siendo una de las veteranas de la compañía, a la que llegó en 2015.
Suma y sigue. Yoel Roth y Robin Wheeler, que habían acompañado a Musk en sus primeros pasos en Twitter, también han abandonado el barco. Roth había asumido desde el cierre de la operación todos los esfuerzos por mantener la confianza y la seguridad de la red social, mientras que Wheeler, vicepresidente de ventas, había asumido la responsabilidad de supervisar las relaciones con los anunciantes para aliviar la desconfianza.
Qué significa la bancarrota
La bancarrota suele considerarse el último recurso para las empresas, pero podría ser beneficiosa para Twitter, ya que Musk la cargó de deuda para financiar su compra por 44.000 millones de dólares. La compañía tiene ahora más de 10.000 millones de dólares de deuda.
Los pagos de intereses pueden ser tan elevados que la empresa podría tener problemas para cumplir con esas obligaciones, especialmente en el caso de Twitter ante la fuga de anunciantes que está sufriendo con la consiguiente bajada de ingresos,
La bancarrota daría a Musk la oportunidad de reducir la carga de la deuda y disminuir los pagos de intereses. Esto significaría los prestamistas y los tenedores de bonos de Twitter, a cambio de renunciar a su derecho a que se les paguen los intereses y el capital que se les debe, tomarían una gran participación en la empresa. En consecuencia. Musk y otros inversores en su acuerdo poseerían mucho menos de Twitter, pero aún podría mantener el control.