El día 13 de abril se celebra en todo el mundo el Día Mundial del Beso. Esta celebración busca conmemorar la figura del beso y su importancia en las relaciones humanas. No obstante, no todo el mundo comparte ese pensamiento e incluso algunos pueden desarrollar una fobia por los besos: la llamada filemafobia.
La filemafobia es el miedo irracional a los besos. Esta fobia hace que las personas sean incapaces de recibir cómodamente ningún tipo de beso (ni siquiera uno amistoso en la mejilla). Esta patología suele generar trastornos de ansiedad, ya que provocan en las personas que la padecen una posición de vulnerabilidad.
Esta situación de miedo genera que, en la mayoría de los casos, los filemafóbicos vean limitadas sus relaciones interpersonales. La fobia a cualquier tipo de beso genera en estas personas una frustración ante el bloqueo que producen en sus parejas al privarlas de este gesto tan común y extendido en la población como muestra de cariño.
Ansiedad por ser besado
La filemafobia tiene su origen léxico en el griego philema (beso) y phobos (miedo). El foco del miedo de las personas que la padecen radica principalmente en los besos. Los filemafóbicos suelen padecer síntomas de angustia, así como sudoración, sensación de ahogo y dolor de cabeza si ven que van a ser besados.
"Las personas con filemafobia experimentan pensamientos catastróficos", explica Mejor Con Salud. Estos pensamientos generan en ellos la idea de que besar o ser besado puede hacerles contraer enfermedades graves.
En algunos casos extremos, estas personas llegan incluso a evitar conocer a otras personas para no exponerse a ser besados.
En la mayoría de casos esta fobia tiene su origen en la vivencia de algún evento traumático relacionado con los besos. Algunos de los escenarios relacionados con el origen de la filemafobia son el miedo al abandono, la hafefobia (miedo a ser tocados), la misofobia (fobia a los gérmenes) o la halitofobia (rechazo a los olores de la boca).
¿Cómo se supera la filemafobia?
Las fobias por definición son "miedos irracionales". Por ello, para poder superarlas es necesario desarrollar una gran capacidad de introspección en los pacientes. Es decir, lograr identificar esas creencias irracionales y superarlas.
Una de las formas de terapia más efectivas para ello es la cognitivo-conductual, que consiste en hacer que el paciente "desaprenda" ciertas conductas y las sustituya por otras nuevas, más adaptativas. Durante estas sesiones de terapia, se le ofrecen las herramientas necesarias para que pueda responder a cada crisis, en este caso, para cuando va a ser besado.
Así, una persona con filemafobia podría aceptar el hecho de que no todos los besos representan un peligro para su salud. De ese modo, poco a poco, la persona que sufre filemafobia podrá experimentar los beses sin paralizarse por el miedo.