Además de la crisis del coronavirus, otro tema que ha asaltado todos los titulares es la decisión del rey Felipe VIde retirar laasignación pública anual que le corresponde a don Juan Carlos como rey emérito de España. Por otro lado, el actual monarca también habría querido renunciar a la herencia a la herencia de su padre (a la Corona no, claro).Sin embargo, esto es algo que no puedes hacer, al menos de momento.
Las leyes de nuestro país no contemplan la posibilidad de hacerlo, ya que no podrá aceptar o rechazar el capital que le corresponda hasta que su padre fallezca. Viene establecido en el artículo 991 del Código Civil español, el cual fija que "Nadie podrá aceptar ni repudiar sin estar cierto de la muerte de la persona a quien haya de heredar y de su derecho a la herencia".
La obtención de dinero opaco y malversación de fondos públicos por parte de Juan Carlos de Borbón habría enfadado mucho a su hijo. Tanto que se ha visto directamente implicado en una trama de la que él mismo ha negado ser consciente. Se trataba de un secreto a voces desvelado por las amantes del emérito en los últimos tiempos. Más allá del revuelo formado en la opinión pública, la decisión que atañe al anuncio público emitido el pasado domingo 15 de marzo (en plena crisis del coronavirus) por Casa Real se retrasará hasta el momento en el que ocurra el acontecimiento anteriormente expuesto.
El derecho español no contempla fenómenos mediáticos ni sociales. La realidad es que el padre de la princesa Leonor y la infanta Sofía continúa siendo el heredero de la herencia de Juan Carlos I, por lo que legalmente, Felipe VI no tiene autorización para rechazarla. De hecho, el mismo comunicado lo llevaba implícito entre sus líneas: "En coherencia con las palabras pronunciadas en su discurso de proclamación y con la finalidad de preservar la ejemplaridad de la Corona, S.M. el rey quiere que sea conocido públicamente que S.M. el rey Don Juan Carlos tiene conocimiento de su decisión de renunciar a la herencia de don Juan Carlos que personalmente le pudiera corresponder".
El punto 2 del citado comunicado ha creado cierta controversia, ya que esconde otra contradicción respecto a lo señalado por el Código Civil. Tiene que ver con la parte de ese legado que sí ha sido obtenido de forma lícita, el cual sí podría corresponderle. De este modo, el anuncio contempla que por renuncia se entiende "cualquier activo, inversión o estructura financiera cuyo origen, características o finalidad puedan no estar en consonancia con la legalidad o con los criterios de rectitud e integridad que rigen su actividad institucional y privada y que deben informar la actividad de la Corona".
Limpieza de imagen pública
Con este movimiento, Felipe VI trata de limpiar su imagen alejándose de su padre. Tal y como anunció Pablo Echenique, portavoz en el Congreso de Unidas Podemos, "es algo que esperarías de una persona inteligente como el actual rey", a quien no le ha hecho ninguna gracia ser el segundo beneficiario de una sociedad offshore. "La cantidad de sospechas ahora sobre la mesa ha alcanzado una masa crítica que ninguna democracia saludable podría soportar", analizó Echenique en una entrevista con el diarioThe Sunday Telegraph.
Con el fin de mantenerlo y poder beneficiarse de esos fondos, su padre creó la Fundación Lucum con sede en Panamá y abrió una cuenta en Ginebra (Suiza), manteniendo así la donación de 65 millones de euros realizada por el rey de Arabia Saudí, con el que hace una década el emérito mantenía excelentes relaciones. Puso a su primo Álvaro de Orleans-Borbón como principal beneficiario.
"Ni en parte, a plazo, ni condicionalmente"
El artículo 990 del Código Civil también prohibe a Felipe VI aceptar o repudiar la herencia de su padre de forma parcial. Es decir, o se queda con todo o con nada. "No podrá hacerse en parte, a plazo, ni condicionalmente", expresa la ley fundamental del Derecho español. Además, la decisión que tome será firmemente irrevocable.
Sin embargo, hay más aspectos polémicos. El comunicado emitido por el monarca con el fin de limpiar su imagen de cara a la sociedad española tiene más de un fallo y, por tanto, ha creado cierta controversia en aquellos que más críticos han sido con las acciones del emérito y la determinación que tome su hijo en sus consecuentes acciones.
De esta forma, también entra en juego la referencia a la manifestación mediante Acta Notarial que Felipe VI realizó en abril de 2019 en nombre de su primogénita, Leonor de Borbón, como futura reina de España, a través de la cual manifestó "no aceptar participación o beneficio alguno en dichos activos y renunciar a cualquier derecho, expectativas o interés que pudiera corresponderles en el futuro".
De este modo, el Código Civil vuelve a levantar la mano para contradecir las palabras del rey. Según su artículo 166, en conjunción con el 992, "los padres no podrán renunciar a los derechos de que los hijos sean titulares" y únicamente "pueden aceptar o renunciar una herencia los que tengan libre disposición de sus bienes". Esto significa que Felipe VI podrá quitar esta herencia a la princesa Leonor mientras sea menor de edad solo si interviene el ministerio Fiscal y el poder judicial le autoriza a ello.
Llama la atención que la propia Casa Real haya reconocido que las irregularidades del emérito están en su conocimiento desde hace un año, pero han permanecido en silencio durante todo estos meses, especialmente, cuando tanto parece importarles su imagen transparente y ejemplar en el conjunto de la opinión pública. Incluso si se tiene cuenta que Felipe de Borbón tenía en conocimiento lo perpetrado por su padre, Juan Carlos I siguió aún así cobrando su asignación pública de los Presupuestos Generales del Estado durante algunos meses.