El 29 de diciembre de 2011, todo cambió en la Familia Real. La imputación de Iñaki Urdangarín por el caso Noos daría lugar a una etapa oscura para la Corona, que llegaría a su peor momento el 7 de enero de 2014, cuando el juez Castro decidió imputar también a la Infanta Cristina por blanqueo y delito fiscal.
La crisis de la Monarquía, vinculada a uno de los casos de corrupción más importantes del momento, forzó al rey Juan Carlos a abdicar en favor de su hijo Felipe meses después, el 19 de junio. Para entonces, la relación entre hermanos ya estaba rota.
Felipe VI, que nunca ha entendido que su cuñado realizara negocios ilegales con la vida resuelta como la tenía (y la tiene), decidió desde los primeros días de su reinado alejar a Cristina y Urdangarín de la Casa Real. No es casualidad que no hayamos vuelto a ver a marido y mujer en la Zarzuela desde que Felipe subiera al trono, a pesar de los intentos de la reina Sofía por solucionar los problemas entre sus dos hijos, de momento sin éxito.
Un fax, la gota que colmó el vaso
El rey y su hermana se vieron una sola vez en 2015, en la comunión de la Infanta Leonor. La razón principal fue la relación de amistad entre ella y su prima Irene, hija de Cristina. Parecía que un día familiar era lo que ambos necesitaban para acercar posturas, pero nada más lejos de la realidad: a partir de entonces todo fue a peor.
El motivo principal fue la renuncia mediante fax de Cristina al ducado de Palma, según ella, el 1 de junio y por voluntad propia; según la Casa Real, el 11 del mismo mes y tras pedírselo Felipe. El abogado de la Infanta, con el permiso de esta, envió el fax a los medios para demostrar la fecha de entrega. Ese gesto enfadó a Felipe y Letizia, con quien Cristina nunca se ha llevado especialmente bien, y la relación se terminó de quebrar.
Principal ausencia en el 80 cumpleaños de su padre
Dos años y medio después de este suceso, no ha habido ningún tipo de acercamiento por parte de Felipe VI, que tiene claro que la presencia de su hermana no ayuda a recuperar la buena imagen de la Monarquía.
Sorprende, no obstante, que no haya asistido siquiera al 80 cumpleaños de Juan Carlos I, motivo por el que se llevó a cabo una celebración familiar con más de 70 comensales, entre los que no se encontraba ni Cristina ni sus cuatro hijos, a pesar de que sí estaban invitados.
Sin embargo, la Infanta declinó la invitación por no incluir a su marido y se fue de vacaciones a Roma en familia. Un episodio más del distanciamiento entre Cristina y la Casa Real, que parece no tener una fácil solución.
