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El futuro de Felipe VI... ¿en el aire? Así pueden afectar los escándalos de su padre a la Corona

La mancha de la corrupción sobre la Corona y el rey Juan Carlos ha dañado seriamente la imagen del actual monarca.

El futuro de Felipe VI... ¿en el aire? Así pueden afectar los escándalos de su padre a la Corona

La revelación de que el rey Juan Carlos creó una estructura para ocultar dinero en Suiza desde el Palacio de la Zarzuela han hecho temblar los cimientos de la Corona. ¿Hasta qué punto puede afectar esta noticia a la supervivencia de la institución? ¿Es sostenible el mantenimiento de la figura de inviolabilidad que cierne sobre el rey, al menos de manera completa y no solo limitada a su responsabilidad sobre los decretos que firma a diario?

Por el momento, la estrategia de Casa Real ha sido agresiva: "matar" al padre para garantizar el futuro de la Corona. El rey Juan Carlos, hasta hace muy poco uno de los grandes valores de la institución por su imagen cercana y el papel jugado en democracia -aún con sus luces y sombras- (cuántas veces se ha oído aquello de ser juancarlista y no monárquico); ahora se ha convertido en un jarrón a esconder.

Su hijo ya ha renunciado a su herencia, quiere expulsarle del Palacio de la Zarzuela y le ha retirado su asignación. La estrella que brillaba ahora se ha convertido en una persona defenestrada públicamente por su hijo. Un auténtico cortafuegos que intenta, con todo, salvar la imagen del actual rey.

El rey Felipe VI, por tanto, ahora está blindado. Ha renunciado públicamente a la herencia de su padre y le ha expulsado de la institución, tal y como haría un partido político, teóricamente, cuando le sale "una rana", como llamaba Esperanza Aguirre a su círculo manchado por la sombra de la corrupción.

El monarca intenta acercarse a la población para mejorar su imagen, pero los escándalos de su padre hacen temblar los cimientos de sus apoyos
"El monarca intenta acercarse a la población para mejorar su imagen, pero los escándalos de su padre hacen temblar los cimientos de sus apoyos"

El cortafuegos parece haber funcionado, puesto que ahora el monarca sale a la calle para mejorar su imagen e intenta exhibir una mano diferente a la hora de conseguir nuevos contratos para las empresas españolas.

La mancha sobre el modelo de Jefatura del Estado y el difícil cambio de modelo

Sin embargo, la mancha sobre la monarquía se extiende. El precedente que sienta el rey Juan Carlos, con una fortuna levantada a través de la sombra de la corrupción, lleva a poner en duda que un monarca no se conforme con su situación de privilegio y pueda caer en comportamientos dudosos. Sobre todo, sabiéndose ajeno a la justicia por la figura de la inviolabilidad, algo que pone en duda la igualdad de los españoles.

El CIS ya no pregunta entre república y monarquía. Y continúa sin hacerlo, a pesar de las promesas del Gobierno de coalición entre PSOE y Unidas Podemos, lo que dificulta de manera destacada conocer qué modelo prefieren los españoles.

Para conocer el apoyo a la monarquía cabe remitirse a las encuestas que han realizado algunos medios de comunicación, siempre con la duda sobre cómo ha podido afectar el sesgo de la línea editorial a los resultados.

El dato: una horquilla entre el 48% y 52% que se mueve entre apoyo a la república y monarquía, cada uno mayoritario según el diario que se lee. Nadie sabe cómo ha cambiado las tornas este escándalo, pero sí es palpable que los datos no muestran una mayoría cualificada para acabar con la monarquía y que la fuerte división social que ahora mismo existe polarizaría la sociedad, quizás, de manera innecesaria.

Más complicado aparenta el modo de derogar la Corona. Para ello, debemos remitirnos al artículo 169 de la Constitución, que contempla cualquier reforma que afecta a las instituciones básicas del Estado, los derechos y libertades fundamentales o el modelo de Jefatura del Estado.

La monarquía como institución cuenta con un gran blindaje en la Constitución de 1978
"La monarquía como institución cuenta con un gran blindaje en la Constitución de 1978"

Sin embargo, cambiar el modelo de Jefatura del Estado no es fácil: la reforma debe ser solicitada por dos tercios de cada Cámara, 234 diputados y 177 senadores. Posteriormente se disolverían las Cortes y se convocarían nuevas elecciones. Las nuevas Cámaras elegidas deberían ratificar y aprobar esa medida nuevamente con dos tercios y posteriormente se debería volver a someter a un referéndum a nivel nacional. Con ello, se aprobaría la nueva Carta Magna.

Aquí se abre un melón importante que podría resquebrajar por completo la mayoría necesaria para tumbar la monarquía. Con el cambio de la Constitución, que contaría con un rechazo completo desde la derecha, también se abriría una grieta con las formaciones nacionalistas y abiertamente independentistas, que pedirían también una reforma territorial e incluir una consulta de secesión como contraprestación a su apoyo. Algo que, sin duda, el PSOE no parece dispuesto a aceptar.

Con todo, el futuro de la monarquía se encuentra fuertemente blindado en la Constitución Española. Este escudo legal y el cortafuegos con su padre a nivel mediático, representan su mayor sostén. La única opción de que Felipe VI cayese sería un escándalo que le afectara personalmente. Algo que, hasta la fecha, parece muy lejos de producirse.

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