En nombre de Dios se suelen cometer muchos crímenes, con independencia de la religión a la que se pertenezca. A pesar de que aparentemente ya hemos superado la época de las cruzadas, aun estallan guerras y conflictos por razones de credo y, lo que es más común, se amparan discursos de odio. Y sino que se lo pregunten a los fundamentalistas de Hazte Oír.
Tras una primera investigación en la que se concluía que las creencias religiosas producían el mismo efecto en el cerebro que las drogas, se ha llevado a cabo una segunda fase del estudio para profundizar en estos aspectos de la mente humana en lo referente a las creencias místicas.
El neurólogo Jordan Grafman, de la Universidad de Illinois, ha sido el responsable del nuevo estudio. Acompañado de su equipo, ha recuperado un registro realizado en 1996 en el que se estudiaron los daños cerebrales de 2.000 soldados que sobrevivieron a la guerra de Vietnam. De ese registro, 119 soldados sufren lesiones en la corteza prefrontal dorsolateral.
En cristiano -y nunca mejor dicho-, la corteza prefrontal es la responsable de la planificación motora, la organización y la regulación. Desempeña un papel importante en la integración de la información sensorial y constituye una tecla de acceso y regulación de la función y acción intelectual. Según la investigación, esta parte del cerebro también juega un papel importante en el proceso de asimilación de nuevas ideologías, incluidas las de caracter religioso.
Lo que Grafman quería demostrar es que una lesión en la corteza prefrontal podría resultar en síndrome desejecutivo. Es decir, lo que provoca problemas en el afecto, el juicio social, el pensamiento abstracto, la planificación, la flexibilidad cognitiva, la memoria del trabajo, la intencionalidad y el control de impulsos, entre otros. Rasgos que contribuyen al desarrollo de ideas religiosas fanáticas.
A través de la comparación de tomografías y encuestas realizadas a esos 119 soldados con lesiones en la citada zona cerebral, así como a otros 30 veteranos que no habían sufrido ningún daño en la corteza prefrontal, se llevó a cabo la investigación. Los resultados publicados en Neuropsychologia conluyen que cuanto mayor es el daño, disminuye la capacidad cognitiva, es decir, la capacidad para cambiar de pensamiento sobre dos conceptos.
Los soldados que habían sufrido mayor daño en la zona prefrontal eran más propensos a basar el sifnificado de su vida en la creencia de una sola religión, la "única verdadera" según ellos.
"Este estudio refleja que las creencia religiosas están relacionadas con la capacidad cognitiva del individuo y que una lesión en la corteza prefrontal puede alterar esa capacidad llevando a los sujetos a ser más radicales y más extremistas en sus ideas concebidas", explica Grafman. Aunque el estudio se ha centrado en las ideas religiosas, podría extrapolarse también a las creencias políticas, económicas o legales.