Las vacunas son probablemente uno de los mayores avances de la historia en la lucha contra las enfermedades. Datos proporcionados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), desvelan que la inmunización evita de 2 a 3 millones de muertes al año. Sin embargo, todavía la vacunación no tiene una implantación del 100% a nivel mundial, sobre todo en zonas de conflicto y países pobres, por lo que hay todavía una estimación de 2 millones de personas que fallecen al año por patologías que podrían haber sido evitadas.
En la gran mayoría de los países del mundo la vacunación no es obligatoria y aunque su efectividad está probada, han surgido en los países desarrollados grupos de padres que no vacunan a sus hijos. El pediatra Carlos González en su libro 'En defensa de las vacunas: protege la salud de tu hijo' sitúa la razón en que las nuevas generaciones ya no han vivido los estragos que causan determinadas enfermedades que ya han sido controladas, por lo que el miedo a enfermar se convierte en el miedo a los efecos secundarios de la vacuna. Esto sumado a la cantidad de desinformación que circula por las redes, ha creado un peligroso movimiento antivacunas.
En la ciudad de Los Ángeles, donde en algunos puntos se concentra una gran parte de la población adinerada de Estados Unidos, los porcentajes de vacunación son alarmantes. Según el portal The Hollywood Reporter, en escuelas de vecindarios ricos como Malibú, Beverly Hills o Santa Mónica, el porcentaje de niños no vacunados supera el 60%. Datos comparables con los países más pobres de África como Sudán del Sur o el Chad.
Los resultados son claros: "los niños ricos del Westside, son mucho más propensos a enfermar (y potencialmente infectar a sus hermanos y compañeros) que otros niños en Los Ángeles". Los padres de estas zonas no vacunan a sus hijos debido a las teorías de algunos expertos médicos que aconsejan alternativas a la vacunación. Para ello, basta con rellenar una 'exención por creencias personales' con las siglas en inglés PBE. Dicho papel se puede presentar en lugar de la documentación con el calendario de vacunas completado.
Las consecuencias
Las consecuencias pueden ser serias. Si el número de niños sin vacunar sigue aumentando, también lo hará el riesgo de rebrote de enfermedades anteriormente controladas, que en última instancia afectaría al resto de la población. Los expertos en sanidad infantil aseguran que para que la vacunación resulte exitosa, se requiere que el 92% o más de la población quede inmunizada.
Por ejemplo, los casos de tos ferina que asolaron Estados Unidos en la época de los 50, fueron erradicados casi por completo cuando se puso en marcha su plan de vacunación. Pero según el Departamento de Salud Pública de Los Angeles, ya se ha producido un peligroso rebrote con cerca de 8 mil nuevos casos registrados en el año 2014.
