Ha pasado ya un año desde que se disolvieron las Cortes, y todavía no tenemos Gobierno. Esta frase, repetida hasta la extenuación en todos los medios de comunicación, no parece calar en el día a día de los ciudadanos, pero en lo que respecta a nuestra relación con la Unión Europea sí que está teniendo consecuencias. De hecho, en el último año España ha recibido 98 denuncias de Bruselas por incumplir la normativa europea, según informa El Confidencial.
Sin embargo, la carencia de un Gobierno aprobado por el Parlamento parece que también podría tener otro tipo de repercusiones relacionadas con Europa. Según publica Expansión, fuentes de la Comisión Europea aseguran que algunos proyectos del plan Juncker no se están llevando a cabo por la situación de interinidad del Gobierno español.
La medida estrella de la Comisión Europea: el plan Juncker
A principios del año pasado estrenaba cargo el nuevo presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, con la idea de que los niveles de inversión de la Unión eran demasiado escasos. Así, puso en marcha un plan, presupuestado en 315.000 millones de euros, que tomaría el nombre de su creador, para estimular la inversión y provocar así el crecimiento económico. De esa cifra total, se esperaba destinar 240.000 millones a proyectos relacionados con las infraestructuras de transporte, energía, investigación e innovación y 75.000 millones a pequeñas y medianas empresas (pymes).
Concretamente, la idea era crear un Fondo Europeo de Inversiones Estratégicas (FEIE), que contase con 16.000 millones de euros en forma de garantías sobre el presupuesto de la Unión y con 5.000 millones que procediesen del Banco Europeo de Inversiones (BEI). De la misma forma, a este plan se le asignarían 21.000 millones de euros procedentes del sector público y los Estados miembros tendrían capacidad de participar en el fondo, aunque sin adquirir la obligación de hacerlo. Sin embargo, Juncker dejó claro que el plan no se financiaría con deuda, por lo que los 21.000 millones saldrían directamente del presupuesto europeo.
¿De dónde se quería sacar el resto del dinero, hasta alcanzar los 315.000 millones de euros? Principalmente del sector privado. La idea era que el dinero público sirviese como pistoletazo de salida para que las empresas privadas invirtiesen en territorio Europeo, aprovechando, por otra parte, los bajos tipos de interés que está ofreciendo el Banco Central Europeo.
Así, el plan Juncker no busca el estímulo económico a través de una gran inversión pública, que haga aumentar el nivel de empleo y por tanto el consumo. Lo que el plan Juncker persigue es que las inversiones públicas atraigan a los inversores privados, de forma que se reactive la economía.
España, uno de los países más beneficiados
Desde que este mecanismo se puso en marcha se han movilizado 138.300 millones de euros, de los 315.000 que se han previsto. De la misma forma, se ha aprobado financiación por un total de 24.800 millones, de los que 17.400 están destinados a proyectos de infraestructura e innovación y 7.500 millones a pymes.
Los países que más liquidez han recibido han sido el Reino Unido (un total de 2.949 millones), Italia (2.783 millones), Francia (2.723 millones) y España, con unos 2.512 millones, lo que supone un 10% del total.
El Banco Europeo de Inversiones (BEI), por otro lado, ha inyectado 2.200 millones a una decena de proyectos en el ámbito de la investigación y el desarrollo. Entre las empresas que se han visto beneficiadas, se encuentran Grifols o Redexis, la empresa gasística que el fondo de inversión de Golman Sachs compró a Endesa en 2012. Esta última empresa, de hecho, ha sido una de las más beneficiadas en el territorio español al lograr un presupuesto de 160 millones de euros para un proyecto que promueve la extensión de las redes de distribución de gas en España, según informa El Diario.
Por otro lado, para las partidas destinadas a las pequeñas y medianas empresas es necesario que las entidades bancarias actúen como intermediarias. Aun así, España es uno de los países que menos operaciones de este tipo registra en Europa, en comparación a los países que más han aprovechado este plan, como son Reino Unido, Francia o Italia. Hasta julio de 2016, últimos datos disponibles, el Banco Europeo de Inversiones (BEI) sólo había participado en préstamos a pymes por valor de 312 millones de euros.
Sin embargo, según informa Expansión, la inestabilidad del Gobierno está provocando que la administración central y las administraciones territoriales no saquen todo el rendimiento que deberían a este plan. En el caso del Gobierno central, debido a su interinidad, que restringe su capacidad para tomar decisiones; en el caso de las administraciones territoriales, por la falta de proyección de las cuentas públicas del año siguiente.