Esto podría ser la historia de un chaval de 15 años que, basándose en mapas astronómicos, algunos cálculos matemáticos (sí, hay gente a la que también le gustan las mates) y la ilusión que se le ponen a las cosas en esa tierna edad, habría descubierto una antigua civilización maya en plena península del Yucatán. Pero no. Resulta que esto es la historia de unos medios de comunicación que a falta de noticias contrastadas y verídicas, publican rumores que luego resultan no ser ciertos. Pero oye, han hecho feliz a William Gadoury, que por un momento ha sido el héroe de la NASA.
Lo que pudo ser
William Gadoury, originario de Québec, presentó en 2014 un proyecto en un concurso -que por cierto ganó- que se basaba en el estudio de la cultura Maya y su pasión por la astronomía, que el joven comparte y que le llevó a hacer una investigación sobre los emplazamientos de las ciudades Mayas relacionadas con la posición de las constelaciones. Hasta aquí todo correcto.
Según las indagaciones de nuestro adolescente protagonista, las ciudades más importantes construidas por los Mayas coincidían con las estrellas más brillantes de sus constelaciones (de las que hasta el momento conocemos, que no son todas).
Su trabajo consistió, explicado grosso modo y para que nos entendamos, en jugar al Quién es Quién con las estrellas y las construcciones Mayas para buscar similitudes entre ambos mapas, el astronómico y el geográfico. Es decir, superponiendo las posiciones que marcaban las constelaciones en el mapa celeste con la ubicación geográfica de las civilizaciones Mayas, "descubrió" que, a falta de patrones más prácticos, como la presencia de ríos o climas aptos para la supervivencia del pueblo, los Mayas se guiaban por las estrellas a la hora de decidir dónde colocarían su próximo castillo de Lego impresionante y descomunal.
Comprobando estas ubicaciones, Gadoury encontró un punto que parecía ser importante en el plano astronómico, pero que no tenía su correspondencia Maya en la superficie terrestre. Una vez llegados a este punto, se puso manos a la obra. Resulta que el chaval tenía un contactillo en la Agencia Espacial Canadiense y consiguió que le ayudaran en la comprobación de sus datos e investigaciones. Estos americanos, siempre dispuestos a todo.
El caso es que en un principio, se corroboró la idea de Gadoury de que existía una gran construcción Maya que no había sido descubierta todavía -ni científicos ni investigadores habían caído en este nimio detalle-. Y es aquí donde entran a jugar grandes medios de comunicación, como la BBC o The Independent, donde saltó la noticia de que el joven de 15 años había descubierto una antigua civilización Maya. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce, ni Maya todo lo que dicen las estrellas.
La aplastante realidad
Rectificar es de sabios, dicen. Y más vale tarde que nunca, y nuca es tarde si la dicha es buena. Total, que ahora toca recular, darle la enhorabuena al chaval por su entrega y sus investigaciones, y publicar la noticia de verdad.
Ahora resulta que en México se han puesto serios con el "descubrimiento" y han desmentido que este sea tal. Desde el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) refutan las hipótesis de Gadoury que, aunque ha disfrutado de su momento de gloria, no tiene bases científicas para demostrar sus teorías.
Es como decir que descubrieron el agua caliente.
El primer punto que desmonta la teoría del joven de Québec es que no se sabe qué escala ha utilizado para comparar los mapas astronómicos con la geografía de Yucatán. Por eso el coordinador nacional de Arqueología del Instituto, Pedro Francisco Sánchez, asegura que este descubrimiento carece de seriedad y de explicaciones científicas demostrables.
El joven utilizó las imágenes de los satélites de la Agencia Espacial Canadiense (CSA en inglés), donde descubrió la forma que identificó con la construcción Maya. Sin embargo, otro de los fallos de esta teoría es que la península del Yucatán en particular, y toda la zona de Mesoamérica en general, estaba ampliamente poblada, por lo que en una comparativa de los mapas de las constelaciones con los geográficos de esta zona, era altamente improbable no encontrar alguna -o varias- coincidencias entre ambos mapas. Lo cual no significa que los Mayas decidieran construir allí uno de sus emplazamientos guiándose por las estrellas, sino que podríamos hablar de una bonita casualidad.
Al parecer, lo que Gadoury había creído que se trataba de una antigua civilización Maya se trata sólo de un campo de cultivo, uno de los tantos que poblaban esa región. Cierto es que se trata de una construcción de la mano del hombre, pero ni es milenaria, ni se trata de un hallazgo Maya.
En resumidas cuentas, y en palabras del presidente de la Sociedad Astronómica de México y académico del Instituto de Astronomía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Alejandro Farah, este "descubrimiento" es "como decir que descubrieron el agua caliente". Así que no está de más felicitar a William Gadoury por su empeño en la investigación de la cultura Maya, como ya han hecho muchos expertos con sus mensajes de apoyo. Pero tampoco lo está una pequeña llamada de atención a los grandes medios de comunicación para que la próxima vez, hagan la labor de investigación y de contraste que se les presupone inherente, y publiquen noticias con conocimiento de causa y no faltas de fundamento.