El debate sobre la obligación de que las niñas lleven faldas en los uniformes de los colegios o no ha saltado de la calle al Congreso de los Diputados. La organización Gafas Lilas llamaba la atención sobre este tema hace un año mediante un comunicado en el que denunciaba este hecho que perpetúa los roles de género y recuerda a diario a los niños que las niñas son diferentes, cuando la realidad es otra.
La Comisión de Igualdad del Congreso va a debatir la proposición no de ley (PNL) del grupo Unidos Podemos (UP) y sus confluencias para instar al Gobierno a que acabe con los uniformes diferenciados en las aulas que imponen la mayoría de los centros privados y concertados, aunque también algunos públicos. El mecanismo de la PNL no obliga al Gobierno a cambiar la ley pero muestra el posicionamiento de los diferentes grupos y coloca el tema en la agenda política del país.
La semilla del cambio
Aunque la propuesta fue impulsada por Gafas Lilas y llevada al Congreso por UP, el origen de esta revolución la llevó a cabo una niña de ocho años llamada Sina, según informa El Diario. "No la voy a llevar más porque sé que tengo derecho", afirmaba Sina.
Con esta frase, dejaba claro a su madre, la fiscal Inés Herreros, que a partir de entonces comenzaría a vestir pantalones para situarse en un nivel de igualdad del que hasta ahora no disfrutaba con respecto a sus compañeros masculinos.
No voy a llevar más la falda porque sé que tengo derecho
La fiscal Herreros lamenta que este debate no se trasladara al pacto de Estado contra la violencia machista alcanzado el pasado mes de julio por diferentes partidos con el que se pretende dejar atrás la lacra del machismo y proteger de manera efectiva a las víctimas de violencia de género y a sus hijos desde el mismo momento en el que su médico de cabecera identifique el más mínimo ataque machista.
Dos propuestas diferentes
La propuesta de Unidos Podemos-En Comú Podem-En Marea exige la modificación en el plazo de un año de la Ley de Igualdad para acabar con esta imposición discriminatoria. La formación morada es partidaria de dar libertad de elección en el uniforme pero incluyendo un régimen sancionador que sea capaz de velar por el cumplimiento de la norma. Este punto de la ley fue controvertido durante la negociación del pacto de Estado contra la violencia de género y es precisamente el que ahora vota el Congreso tras haber sido rechazado por algunos partidos.
La iniciativa afirma que existe "un claro vínculo entre la falda o el vestido y el estereotipo de una feminidad tradicional en la que resultaría impropia la vestimenta juzgada masculina como son los pantalones".
Asimismo, UP y sus confluencias proponen que el fin de la obligatoriedad del uso de esta prenda se extienda también al trabajo. En el campo laboral, sin embargo, existe una sentencia de 2011 del Tribunal Supremo en la que se dictaminó que esta imposición es contraria al artículo 14 de la Constitución. Esta sentencia, sin embargo, no se ha trasladado a los colegios.
Por el contrario, la organización Gafas Lilas contra la violencia machista es partidaria de un único uniforme unisex como ya ha promovido un colegio británico para implantar la igualdad efectiva porque, a su juicio, la alternativa de dar libertad es una "trampa" porque en los centros que actualmente dan esa opción, la mayoría de las niñas eligen la falda debido a los estereotipos que supone la prenda y a la falsa creencia de que solo ellas deben llevarla.
Decisión de los centros educativos
La confederación de asociaciones de madres y padres de la escuela concertada (Concapa) ha declarado que este debate no es un problema para la escuela concertada debido a que, según ellos, debe tratarse de una decisión de los colegios que luego aceptarán o no los padres dentro de su libertad para seleccionar el centro al que acuden sus hijas e hijos.
Sin embargo, una resolución del Parlamento Europeo del 12 de marzo de 2013 sobre la eliminación de los estereotipos de género en la Unión Europea resalta que es precisamente en el ámbito educativo donde se deben introducir los cambios necesarios ya que las niñas y los niños se enfrentan a estos estereotipos de género que influirán por el resto de sus vidas.
Por tanto, resulta evidente que los cambios en la norma deben obligar a los centros educativos a tratar a todos a sus alumnos y alumnas por igual y a no imponerles una forma de vestir que infravalora las capacidades de las mujeres y las somete a una visión machista de la sociedad.
