España. 16 de septiembre de 2017. El torero Juan José Padilla se pasea por el ruedo con una bandera franquista para celebrar una corrida de toros en Jaén. El público arde en júbilo. La imagen corre en las redes sociales. Las críticas se suceden: Padilla ha incumplido la Ley de Memoria Histórica. ¿Qué dice la Fiscalía? Silencio.
España. 22 de marzo de 2017. La Sección Cuarta de la Audiencia Nacional condena a un año de prisión a la tuitera Cassandra, una joven murciana de 21 años por publicar en su perfil de Twitter varios chistes sobre Carrero Blanco, sucesor de Franco durante la dictadura y destacado miembro del búnker que se opuso a la democracia durante el final del régimen. La hija del almirante considera un "disparate" la sentencia.
Llegados a este punto cabe preguntarnos...
¿Nuestra Justicia tiene una doble vara de medir?
Lo primero que debemos de tener en cuenta en medio de esta discusión es lo siguiente: los jueces se limitan únicamente a aplicar las leyes que han sido aprobadas por el Parlamento. Hacer lo contrario implica un delito de prevaricación que podría llevarles, incluso, a prisión.
Por todo ello, este artículo viene a hacer un llamamiento a la reflexión sobre qué tipo de normas tenemos en nuestro país tras 40 años de democracia y fin de la dictadura franquista.
Todas estas palabras vienen por lo siguiente:
La apología del franquismo no es delito
España se caracteriza por haber cerrado en falso una etapa completamente oscura de su historia. No hubo un debate pausado, relajado, objetivo en torno a la dictadura franquista. Hubo un portazo.
Teniendo en cuenta la gran conflictividad que se vivía durante los últimos años del franquismo y primeros de la democracia, el gobierno intentó molestar lo mínimo posible a la cúpula militar que por aquel entonces contaba con pesos pesados del franquismo.
El proceso de arakiri, como se denominó al suicidio del régimen, desde las propias instituciones y sin ruptura, llevó a que España no iniciase un proceso similar a Núremberg en el que se depuraran responsabilidades. Había que intentar cualquier intentona de Golpe de Estado.
Y de aquellos lodos, estos polvos: en pleno 2017, cualquier persona que quiera puede pasearse con la bandera de un régimen que masacró a 150.000 personas con total impunidad. No hay un delito de apología del franquismo. Básicamente, no existe como tal.
¿La impunidad de la extrema derecha es extrapolable al resto?
No. Y rotundamente no. Mientras que los grupos ultraconservadores hacen apología de la dictadura, en España se persiguen obras de teatro con títeres por incluir una pancarta con el lema 'Gora Alka-ETA' porque puede ser ofensiva para las víctimas del terrorismo (a las que se debe todo el respeto frente a los asesinos de ETA), o se procesa a una concejala (Rita Maestre, Ahora Madrid) por aparecer a camiseta descubierta en la capilla de la Universidad Complutense.
Sin embargo, la Fiscalía se muestra completamente ausente cuando muchos 'trolls' en las redes sociales hacen apología del franquismo
Pero no solo de extrema derecha...
Los delitos de odio en España tampoco se persiguen. Fomentar el odio contra los homosexuales, inmigrantes, personalidades de izquierda... es delito, aunque parece que tan sólo sobre el papel.
El ejemplo más evidente queda con tres nombres: Intereconomía, Hazte Oír y Hogar Social. Todas ellas se dedican continuamente a predicar el discurso contra los homosexuales, inmigrantes... en definitiva, aquel que no sea como ellos.
Los delitos de odio están contemplados en el Código Civil español, pero la Fiscalía no ha actuado de oficio en ninguna de las ocasiones. En otras, directamente, la Justicia ha desestimado demandas.
Un doble rasero que llama mucho la atención y que nos lleva a pensar en cómo actúan las instituciones en nuestro país. ¿Libertad de expresión para unos y delito de odio para otros? ¿Se está dando cobertura a grupos de una determinada ideología y callando a los de otra? El debate queda abierto.