El mundo del fútbol está viviendo una revolución desde que se anunciara la Superliga Europea. El órdago de los doce grandes clubes italianos, ingleses y españoles han hecho tambalear al fútbol por horas, sin embargo, el empuje de los aficionados, contrarios a la creación, así como la falta de apoyo por los organismos internacionales, han hecho que esta revolución de fútbol se quede en agua de borrajas.
Estando tan cerca de Eurovisión, hemos de reconocer que no nos lo quitamos de la cabeza, y que hasta cierto punto podríamos usar el festival para explicaros cómo ha sido este intento de 'elitizar' el fútbol. En unas semanas donde muchos pedían que Telecinco se encargara del festival tras la presencia de eurovisivos en 'Rocío: contar la verdad para seguir viva', este hecho, por ejemplo, solo podría darse si se creara un 'Superfestival' ajeno a Eurovisión. ¡Vamos a inventarlo!
Si los grandes generan más, ¿para qué necesitamos a los pequeños?
La presencia de Florentino Pérez en 'El Chiringuito de Jugones' explicando la Superliga Europea sin mucho detalle, ha sido a bien seguro uno de los detonantes de su suspensión. El presidente del Real Madrid, hablaba sin tapujos de que un tercio de los aficionados al fútbol lo son de los doce equipos que formaban la competición, así como que generaban los ingresos que luego se repartían entre todos.
Por ello, se planteaban una liga semi-cerrada, donde explotar a nivel mundial los derechos sin intervención de la FIFA o la UEFA, y así multiplicar beneficios y paliar los efectos de la pandemia.
¿Cómo podría pasar esto en Eurovisión? Imaginen que los miembros del 'Big-5' (España, Francia, Alemania, Reino Unido e Italia) junto a algunos otros países punteros (Suecia, Australia, Irlanda, Noruega o Azerbaiyán) deciden que al ser ellos los que consiguen mejores resultados, ganan más festivales o simplemente invierten más, no necesitan al resto para crear el festival, al mismo tiempo que les supone un problema repartir beneficios.
En este punto, estas televisiones, hartas de la UER, deciden abandonar la entidad (al igual que los clubes de fútbol decidieron abandonar la ECA, Asociación Europea de Clubes), y montar un festival paralelo cerrado, sin semifinales ni descalificaciones, donde los quince mejores año tras año ofrecerían el mejor nivel musical. Hasta aquí parece buena idea, pero pensemos en las multas e incumplimientos de contrato.
El que juegue la Superliga no podrá jugar con su selección
Nada más conocerse la fundación de la Superliga, tanto UEFA como FIFA fueron claros: los equipos que la jugaran serían eliminados de sus competiciones locales, las europeas, y se les prohibiría ir con la selección. Como dice el refrán, "o se está en misa o repicando", y las posibles duras sanciones han sido otro punto clave para que la Superliga no prospere.
¿Podría darse algo así en Eurovisión? Probablemente sí. Si esos países montaran su propio festival, la UER podría amenazar con la expulsión de Eurovisión, con no ceder su infraestructura para emitir a nivel global la gala, o con incumplimientos de contrato. La situación obligaría a tener que montar una infraestructura paralela y completamente nueva, como hubiera sucedido en el fútbol, donde tendrían que haber contratado árbitros nuevos.
La realidad: no se hará pero habrán concesiones
Si bien para el aficionado es una alegría tremenda que la Superliga Europea se suspenda, lo cierto es que la unión entre FIFA y UEFA y los doce súperequipos europeos es un matrimonio destinado a entenderse.
Por ello, se intuye que a la larga, estos organismos internacionales tendrán que darle algo a cambio a las súper potencias para tenerlas contentas y evitar más 'motines' en la sombra. ¿Qué es lo esperado? Sí, lo estabas pensando: montar algo parecido al 'Big-5' en el fútbol.
Uno de los grandes problemas de estos equipos tan poderosos a nivel económico es que un mal año deportivamente hablando les hacía perder dinero. Si el Milan o el Tottenham no tienen potencial deportivo a día de hoy para jugar la Champions League, no quita que sigan siendo clubes tremendamente millonarios y con fans alrededor de todo el globo. La solución a esto terminará siendo la implantación de 'Licencias A' en la Champions League, donde esos equipos poderosos estén año tras año sea cual sea su clasificación en la competición local.
Al igual que la BBC o RTVE pasan a la final de Eurovisión sea cual sea su canción porque su implicación es total y su desembolso en el festival es mayor que el de otros países, vamos camino de una Champions League con un particular 'Big-5' formado por los grandes clubes europeos.
Que se suspenda la Superliga permitirá que Portugal pueda seguir ganando Eurovisión en 2017, o que Ucrania pegue un salto enorme y lo haga en 2016, sin embargo, no veremos una Champions en el futuro (son todo casuísticas y probabilidades) sin el Real Madrid, aunque quedara décimo en Liga.
De momento, las fichas del tablero de ajedrez no se han movido, aunque parece evidente que UEFA y FIFA tendrán que conceder algún regalo a los equipos de la Superliga para acabar con la conspiración. Nuestra teoría, que se fijen en Eurovisión y monten un gran Big-5. ¿Terminará pasando?
Una última curiosidad: La Eurovisión de 'Operación Triunfo'
Al aplicar el caso de la Superliga Europea al mundo de la canción, es imposible no acordarse del 'Eurobest' y 'Worldbest', dos formatos televisivos nacidos de la mano del fenómeno 'Operación Triunfo' en 2003.
Ante el éxito del formato en países europeos, y aprovechando el Festival de Cannes de ese año, Endemol se sacaba de la manga un formato donde los ganadores de cada 'OT' se enfrentarían a nivel europeo, llegando incluso a un formato global posterior.
Con covers de canciones, al más puro estilo 'OT', Chenoa sería la ganadora de la primera edición, prácticamente la única donde TVE se preocupó por el formato. Su parecido con Eurovisión hizo que la pública se olvidara del formato, relegándolo Gestmusic a su 'Canal OT' por cable en sus siguientes ediciones. En dos ediciones, acabó desapareciendo, con una victoria española y otra francesa.
¿Volverá a pasar algo así? Seguramente no, pero explica bien como para montar algo paralelo, hay que crear una infraestructura propia de cero, y los trámites son largos y complicados. Por ello la Superliga no ha funcionado, y por ello Eurovisión era un buen ejemplo para explicarla.