El ex jefe militar de la banda terrorista ETA, Francisco García Gaztelu alias 'Txapote', disfruta de un permiso penitenciario para visitar a su padre enfermo en la localidad de Basauri, tal y como han confirmado fuentes policiales.
Para realizar la visita, 'Txapote' ha tenido que ser custodiado por los agentes desde la prisión de Huelva en la que se encuentra encerrado, hasta la de Burgos, que se encuentra a casi 800 kilómetros de distancia. Desde allí, ha sido trasladado a la localidad vizcaína en la que reside su padre con el fin de visitarle en medio de una estricta vigilancia por parte de los agentes de la Etzaintza.
De esta forma, 'Txapote' ve materializado su primer permiso penitenciario para poder atender a su padre durante unas horas ante los problemas de salud que están generando una "dificultad de movilidad" por su avanzada edad.
El permiso no contó con la unanimidad de todo el consejo. Y es que pesó con mayor fuerza el informe que realizó el Instituto de Medicina Legal a pesar de que contó con el rechazo de la Junta de Tratamiento.
La opinión de los familiares de las víctimas
La opinión de los familiares de las víctimas no se ha hecho esperar. El diario El Confidencial ha recogido el testimonio de Consuelo Ordoñez, hermana de Gregorio Ordóñez y presidenta del Colectivo de Víctimas del Terrorismo, que ha querido cuestionarse: "¿Alguien se preocupa acaso de que mi madre, que también está mayor, haga un viaje cómodo para ir a ver la tumba de su hijo, que está a 1.200 kilómetros?". Y ha querido emplear la ironía para criticar la decisión del juez: "ahora tiene sentimientos y es humano" -en referencia a 'Txapote'.
Con ella ha comulgado también Mikel Buesa, hermano del vicelendakari asesinado por la banda, Fernando Buesa: "Castro ha actuado de forma negligente y reprobable". Buesa considera que el juez ha aplicado "un criterio excesivamente benevolente que no tiene jusitificación". A su juicio, el estado del padre de García Gaztelu "no es motivo suficiente" para concederle el permiso penitenciario y sentencia: "este individuo es responsable de numerosos asesinatos, ya sea por cometerlos como por ordenarlos".
¿Alguien se preocupa acaso de que mi madre, que también está mayor, haga un viaje cómodo para ir a ver la tumba de su hijo, que está a 1.200 kilómetros?
La decisión también ha sido criticada por Alfonso Sánchez, presidente de la Asociación de Víctimas del Terrorismo, que ha asegurado que "puede ser una decisión legal, pero el juez Castro se merece un tirón de orejas moral". Sánchez afirma que ha intentado revertir la libertad condicional por todo tipo de vías, pero que al final ha sido imposible que su intención llegue a buen puerto. Sin embargo, ha terminado pidiendo que "alguien le pare los pies a Castro" y ha remarcado que el magistrado no ha medido "el dolor" que provoca a las víctimas y el mensaje "tan peligroso" que manda, ya que "este sanguinario terrorista no ha mostrado ni un ápice de arrepentimiento".
El asesinato de Miguel Ángel Blanco
El 1 de julio de 1997 la Guardia Civil conseguía liberar de un zulo al funcionario de prisiones José Antonio Ortega Lara. Todo un golpe a la banda, que decidió responder de manera tajante: una semana después secuestraba a un concejal del Partido Popular en Ermua, Miguel Ángel Blanco.
Retenido igualmente contra su voluntad, los terroristas pusieron una condición para liberarle: que el gobierno, encabezado entonces por José María Aznar, iniciase los trámites para el acercamiento de los presos de ETA a las cárceles vascas.
Los terroristas pusieron como fecha el 12 de julio, tres días después del inicio del secuestro. Sin embargo, cuando llegó tal fecha no obtuvieron ningún tipo de respuesta, por lo que decidieron maniatarle, introducirle en el maletero de un coche y llevarle a un descampado donde le asesinaron a sangre fría.
Miguel Ángel Blanco no falleció en el acto, pero su muerte supuso todo un revés para la banda terrorista. La izquierda abertzale, acostumbrada a una población callada por el miedo, vio cómo de repente una marea de manifestantes cercaban las sedes de Herri Batasuna al grito de "asesinos".
Toda una ola de manifestaciones recorrió el país, con las manos levantadas y pintadas de blanco para pedir el fin del chantaje que ETA estaba realizando a toda la sociedad. Jamás se había mostrado una respuesta tan contundente contra la banda terrorista, y algunos miembros de su entorno comenzaron a plantear la posibilidad real de acabar con la violencia.
Con ello, comenzaba un lento declive que, con los atentados del 11-M que supusieron la instauración del terrorismo islámico en nuestro país y en Europa, fueron quitando relevancia a la organización que, en 2011, anunció el cese definitivo de la actividad armada. Dentro de diez días entregarán el arsenal que aún conservan para poner fin a una banda de la que ya reniega, incluso, hasta el entorno político abertzale.
