Francia resultó vencedora de una competición en la que España de la mano de Soleá y Palante concluyó en el tercer puesto con un total de 133 puntos. Kazajistán completó el podio repitiendo el segundo puesto con 152 puntos.
Valentina, de la mano de su J'Imagine, ofreció la candidatura más sólida, donde la puesta en escena, y una actuación brillante (bajo sospecha de playback) terminaron haciéndola ganadora de jurado y televoto.
El primer Festival de Eurovisión de la era Covid-19 cumplió completamente sus expectativas. En un show donde la gran mayoría de las delegaciones tuvieron que grabar sus actuaciones en sus propias naciones, el show organizado por la TVP y la UER cumplió todas las normativas sanitarias al mismo tiempo que no sufrió fallo de racord alguno, pareciendo una gala al uso donde la realidad aumentada le supuso un salto de calidad notorio.
Adaptando las postales a la situación actual suponiendo un homenaje a todos esos héroes que luchan y han luchado por acabar con la pandemia, las Green Rooms acabó convirtiéndose en una llamada satélite que resultó simpática pese a la distancia, lo más parecido a las llamadas de Zoom que tanto bien nos han hecho en meses pasados.
Soleá, imponente y llena de carisma en un staging que pudo dar más
No habrá sido en Polonia, tuvo que ser en Prado del Rey, pero Soleá cumplió con todas las expectativas y presentó un pase prácticamente perfecto de su Palante.
Acompañado de sus cuatro bailarines y de una puesta en escena un tanto oscura para la canción que defendía, la sevillana disfrutó al máximo y se notó. Décima en el orden de actuación, tras un mal de baladas, Palante fue un toque movido por parte de la apuesta de TVE.
Apostando en los visuales por un toque futurista con reminiscencia a una sala de baile de los años ochenta, la Beyoncé de Triana se lo dejó toda bien acompañada de cuatro bailarines siempre ataviados con sus mascarillas y sus skates. Si bien Soleá fue magnética, el pack que le rodeaba no lució lo que debía, dejando una canción que debía ser luminosa excesivamente oscura. TVE contaba con probablemente la mejor canción de la edición, pero en la puesta en escena se quedó a la cola.
La realidad aumentada fue el gran aliado del festival
Nunca jamás se había permitido la realidad aumentada en el Festival de Eurovisión. Siendo un festival concebido para televisión pero con público en sus gradas, la implementación de Chromas y efectos de realidad aumentada llevaba a que el público apenas viera nada de lo que sucedía detrás de la pantalla.
Sin embargo, para bien o mal, Varsovia 2020 será un antes y un después. Desplegando la TVP polaca poderío, hemos podido ver a Duncan Laurence en el escenario de la ciudad polaca, o acompañar a más de una actuación con movimientos y efectos nunca vistos.
Gusten o no, la sensación de profundidad ha enriquecido el show, dejando en una diatriba importante a la UER para Rotterdam 2020: ¿Le damos permiso a la realidad aumentada o no? Dependerá de la vía adoptada por la crisis sanitaria. Si no hay público, apostamos a un sí rotundo a estas tecnologías.
Unas votaciones telemáticas nunca vistas
Situando una Green Room por país, las votaciones se redujeron a ofrecer solo el doce para aligerar el asunto, ofreciendo los puntos desde las televisiones públicas correspondientes. Pese a las reacciones separadas, el show no perdió su toque clásico de la emoción de las votaciones.
En ellas, estando el asunto tremendamente igualado, la victoria del jurado cayó en manos de Francia con 88 puntos, concluyendo España esta fase en sexta posición con 60 puntos. El jurado español por su parte, encabezado por Melani García, le daría sus doce puntos a Georgia.
En el televoto, España quedaría aupada por 76 puntos extras, lo que le haría agarrar un definitivo tercer puesto de honor, igualando su posición de 2019 con Melani García. Francia, reventaría el récord absoluto de votos otorgados por el televoto, haciéndole ganadora también del televoto con 112 puntos adicionales. Valentina acabaría con 200 puntos, un dato hasta la fecha nunca visto en el Junior. Tras dos años de apuestas de diez de la France 2 de la mano de Angelina en 2018 y Carla en 2019, a la tercera fue la vencida para los galos.
La sombra del playback afeó el show
Ya los adelantos para las votaciones ofrecidos en la web avisaban de que algo raro ocurría con algunas actuaciones como la de Bielorrusia o Rusia o Francia y solo hizo falta ver segundos del directo para confirmar la sospecha: algunas delegaciones apuntaron al playback para sus grabaciones.
Al igual que con Villi Vanilli, la boca en estas cosas es flagrante, y siendo una práctica en principio no aceptada por la UER (la normativa no es del todo clara), la oportunidad de enviar los directos con antelación ha llevado a que varias delegaciones hayan depurado la voz de sus cantantes, un hecho que a las claras adultera la competición.
En un mar de powerballads, conseguir afinar la voz es un apoyo demasiado importante, y un hecho que pudiendo suceder, oscurece un poco una cita para niños. Una de las acusadas de ese playback, Valentina, representante de Francia y vencedora del certamen, bromeaba con el asunto durante el mismo evento.
Well I must say I'm glad some of you think this was playback, it means you can't hear stress in my voice ???????? #JESC20
— Valentina Officiel (@ValentinaOff_) November 29, 2020
Sea como fuera, el Eurovisión Junior de 2020 ha servido de perfecta prueba para lo que puede ser Eurovisión convencional el próximo mes de mayo. Ofreciendo un show de altura, venció la mejor canción, aunque con una sospecha que quizá ensombre un poco la victoria. TVE, en un tiempo récord, montó una candidatura que consigue un nuevo resultado de honor en un certamen que le viene como anillo al dedo. ¡Enhorabuena Francia!
