En el mundo de la música, y por supuesto en Eurovisión, hay grandísimos compositores. Personas que dedican su vida a generar historias y canciones para otros cantantes, y de cuyos combos con ellos pueden salir verdaderas obras de arte. Sin embargo, lo cierto es que cuando ves a un intérprete en el festival cantando una canción suya propia, la cosa cambia.
Y es que no es lo mismo cantar tu experiencia que la de otro, y la última prueba la tenemos este año con la apuesta de Países Bajos para Tel Aviv. Los holandeses, que no alcanzan el top-10 desde el exitazo con The Common Linnets en 2014, tienen hambre de victoria, y de cara a Israel parecen poner toda la carne en el asador con Duncan Laurence, su gran directo, y la canción 'Arcade'.
Es un año complicado para destacar a partir de una balada o una canción de tiempos lentos, sin embargo en esta ocasión han dado con la tecla, hasta el punto de considerarse una de las grandes favoritas al micrófono de cristal por no decir la mayor. Su gran directo y mensaje son una nota diferencial que habrá que terminar de calibrar viéndola en el escenario de Tel Aviv. De momento tenemos un winner alert entre manos.
Una esperanza por lo inalcanzable
Hablar de amor se habla en muchas canciones, prácticamente la mayoría. De ese saco de canciones de amor, un alto porcentaje son canciones de desamor, y dentro de ellas, se dividen a partes iguales entre las que guardan rabia y las que guardan nostalgia.
En el caso de este 'Arcade' de Duncan Laurence, es la mejor muestra de como un artista puede desgarrarse en una canción. Inspirado por la muerte de un ser querido, esa marcha la vuelca el artista en la búsqueda del amor de tu vida, y "la esperanza por lo inalcanzable".
"Amarte es un juego perdido". La sensación de desazón y de desconcierto rodean a una canción que no requiere de grandes gritos estridentes, notas altas o puentes interminables para transmitir lo que cuenta. Laurence, de 24 años, declaraba precisamente al portal web de Eurovisión que su objetivo era atraer audiencia sin perder su historia en el proceso, y desde luego lo ha conseguido de lleno.
Parte con seria competencia
?Hay años y años en esto de Eurovisión. Si curiosamente los éxitos de 'Fuego' o 'Toy' el año pasado nos haría esperar un festival de canción bailable, Tel Aviv va a ofrecer un giro radicalmente opuesto.
A salvedad de apuestas como las de Chipre, Suiza, España o San Marino quizá, la amplia mayoría se queda en la balada y el medio-tiempo, encontrando en este estilo mucha diversidad, desde la balada clásica de vestido largo y diva, la balada balcánica, o esos temas más actuales donde podemos encontrar este 'Arcade' de Duncan Laurence.
En la misma tesitura podemos encontrar a países como Bélgica con Eliot Vassamillet, Grecia con Katerine Duska o Austria con Paenda. En principio, la apuesta holandesa parte con ventaja, aunque parece evidente que esta combinación de artista joven y canción cercana a la balada es un fijo año tras año en el festival.
Una delegación ambiciosa
No siempre ganar Eurovisión debe ser una gran noticia para la televisión pública que lo consigue. Albergar el evento en tu país supone un año entero de organización, una gran inversión de partida que no siempre tiene por qué volver, y un desafío de infraestructuras más que importante.
Sin embargo, hay países que quieren llevar Eurovisión a sus fronteras. Es el caso de Países Bajos y su televisión pública, la NPO, la que nada más ver a Laurence arriba en las apuestas, confirmó que andaba trabajando en un plan para organizar el festival que se llevaría a cabo desde el mismo día después de la final del próximo 18 de mayo.
Guiado por la gran aceptación de la canción y sobre todo por verla en el punto más alto de las apuestas de pago, el órdago de la televisión neerlandesa puede parecer un poco exagerado, aunque visto bien apenas destaca su deseo de hacerse con el festival y lo más importante: un sí a que podría asumir tales costes.
Ya sabemos lo traicioneras que son las apuestas, y que todo cambia de cara a ella en cuanto empiezan los ensayos oficiales en la sede del evento. Pero sin duda es innegable que este 'Arcade' tiene muy buena pinta.
VALORACIÓN: Una pieza maestra (20/25)
En resumen, Países Bajos se ha puesto como objetivo ganar Eurovisión y el pack que ofrecen es inmejorable para ello. Con una canción con mensaje, un intérprete con carisma, y un concepto internacional y sencillo, a día de hoy es más que posible llevarse el micrófono de cristal.
Recuerda a ratos a como en Kiev Salvador Sobral a base de música se llevó el gato al agua, y con Duncan puede suceder parecido. Crear una atmósfera magnífica sin fuegos artificiales ni pantallas LEDs debe ser la hoja de ruta de una NPO que en principio parte en la pole para ganar el festival. Y más que merecido sería.