Hungría ha conseguido tener una de las preselecciones de mejor salud y calidad musical de toda Europa. Tras años pegando tumbos, su 'A Dal' está siendo una de las notas diferenciales de las finales nacionales en los últimos años, gracias a la mezcla entre un nivel musical diverso y un público atrevido, que vota por lo que le gusta sin pensar en lo eurovisivo.
Al igual que el año pasado llevaban Heavy Metal con los AWS, y hace dos música étnica con Joci Papái, el televoto húngaro se caracteriza por la diferencia, un hecho que no ha hecho peligrar la final desde 2010.
Para este año, los húngaros llevan una cara conocida a Israel: la de Joci Papái. El cantante, que pasara a la historia del festival al ser el primer intérprete de etnia gitana en aparecer en Eurovisión, ha conseguido este año volver a ganar el 'A Dal', en esta ocasión en un registro radicalmente opuesto al de aquel 'Origo' que acabara en un magnífico octavo puesto en Kiev 2017.
De cara a Tel Aviv, Papái nos presenta 'Az en apan' (Mi papá), una canción sentida donde el cantante, también compositor del tema (junto a Molnar Ferenc Caramel), recuerda con añoranza su infancia junto a su padre. Siendo las antípodas de aquel 'Soldi' de Italia que reniega de un padre que abandona a su hijo, la canción húngara ofrece todo lo contrario, un recuerdo bonito de la niñez siempre con el plus de la voz de Papái y su herencia gitana y étnica, también presente en la canción.
Hay quien dice que las segundas partes nunca fueron buenas, y no sabremos qué pasará con el regreso de Joci Papái a Eurovisión. Es momento de analizarlo.
https://www.youtube.com/watch?v=2b_vZFUVs_g
Una experiencia personal es diferencial
Somos de los que pensamos que es muy importante que de cara a Eurovisión el intérprete sea también el autor de las canciones que van al festival. Si bien sabemos que existen excelsos compositores y que hay hasta una larga lista de compositores de cabecera para el certamen, lo cierto es que la emoción e implicación que tiene un artista con una cacnión que es suya es mucho mayor.
El mayor ejemplo lo podemos tener con la propuesta del año pasado de Alemania, de la mano de Michael Schulte y su 'You let me walk alone'. El alemán, recordando de primera mano su infancia complicada y la marcha de su padre a los trece años, supo enamorar a Europa y colocarse cuarto a base de emoción, siempre acompañado de una interpretación exquisita.
Pues bien, Hungría parece que se apunta al mismo carro, y tendrá el aspecto emocional como mayor baluarte de cara a Tel Aviv. La comparación con la propuesta alemana de 2018 se queda en la simple temática, aunque sí es cierto que es más complicado que conecte Joci Papái que Schulte, sobre todo por la barrera idiomática.
Partiendo de que nos encanta que cada país dé uso a su lengua local, lo cierto es que una historia tan global y emocional como es la de un recuerdo a un padre, en inglés puede calar más que en húngaro. La solución a esto deberá estar en una puesta en escena acertada, que consiga contar la historia que no termina de llegar por contarse en húngaro.
Un estilo único, ¿aún?
En 2017 Joci Papái rompía con todo lo visto en el festival. Si de inicio su 'Origo' resultaba extraño, difícil de comprender y hasta cierto punto un poco fuera de lugar, conforme oías la canción sabías que era algo diferente, muy autóctono a Hungría, y que debía quedar muy bien. Efectivamente, aupada por el televoto, los húngaros obtenían un octavo puesto por el factor sorpresa y la calidad de su propuesta.
Ante todo esto, somos de los que dudamos que este efecto vuelva a sucederse. Su primer impacto en las casas de apuestas de pago no ha sido el de hace dos años, aunque le vendrá bien estar presente en la primera semifinal, la que a priori muestra un menor nivel competitivo, y en la que podrá votar España.
¿Dónde lo vemos? Por calidad musical no debería haber dudas de ver a Joci Papái en la final del sábado, ya que su propuesta es diferencial y de calidad. Sin embargo, vista la repercusión de la apuesta, está en un terreno que podría dejarle bien dentro o fuera de su segunda final.
VALORACIÓN: La calidad es incuestionable (17/25)
Como resumen, somos de los que creemos que Hungría acierta con su propuesta. Pese a que el 'A Dal' dejaba otras propuestas de otros estilos también interesantes, tanto jurado como televoto no dudaron de volver a mandar a un Papái Joci que tendrá la seguridad de conocer ya a lo que se enfrenta.
Siendo tremendamente autóctono, y con una voz e intepretación de lujo, solo quedará ver hasta que punto Europa queda encandilada o no de esta historia paternofilial. El pack desde luego es digno de un festival como Eurovisión.