Hay países que tienen una hoja de ruta clara para Eurovisión, y uno de ellos sin duda es Albania. La RTSH albanesa lleva ya 57 años celebrando el 'Festivali i Këngës' (festival de la canción), la que año tras año desde la llegada de Albania al festival en 2004 es la primera cita eurovisiva antes de casi acabar el año. Prestando siempre la primera canción confirmada para el festival, los albaneses beben del Festival de Sanremo, y siguen ofreciendo cada temporada un show con orquesta, vestido largo y galas de larga duración para elegir su abanderado al festival.
En esta ocasión, la vencedora ha resultado la cantante y presentadora Jonida Maliqi, una de las clásicas del 'Këngës'. Habiéndose presentado en tres ocasiones, la primera con apenas trece años y la última en 2004, este año Jonida sí se ha ganado su puesto para Eurovisión de la mano de la canción 'Kteju Tokës', íntegra en albanés y que significa algo así como 'Regreso a casa'.
La televisión pública albanesa viene fuerte para Tel Aviv luego del gran resultado de Eugent Bushpepa un año atrás en Lisboa. De la mano de la canción 'Mall', Albania se quedaba al borde del top-10 fiel siempre a sus principios. Desde su primera aparición en 2004, Albania es de esos países que cuentan más años con finales que sin ellas, al mismo tiempo que el top-10 es algo que solo han vivido en su primera participación, así como en 2012 con Rona Nishliu y su mítico 'Suus', con el que acabaran quintos.
Ahora, el reto de la RTSH es calar con el mensaje que 'Kteju Tokës' ofrece, que Jonida Maliqi derroche voz en Tel Aviv, y por qué no pensar en llegar al sábado sumando una nueva final.
Una canción para el inmigrante
Eurovisión es el perfecto enclave para denunciar causas sociales. Con Fabrizio Moro & Ermal Meta el año pasado y su 'Non Mi Avette Fatto Niente' como ejemplo, donde denunciaban el terrorismo internacional, queda claro que ante 300 millones de personas, llevar un drama social en tu canción es una idea magnífica.
Albania habrá pensado algo parecido, y de la mano de una canción de Eriona Rushiti, 'Kteju Tokës' recuerda y denuncia la gran inmigración albanesa, sobre todo en tiempos de la guerra de Kosovo. La canción se queda en esa agonía y eterno deseo de cualquier emigrante de volver a su casa, donde realmente residen los suyos. Destacando al inmigrante como una persona sin corazón propio ni identidad, la canción realza la idea de que en tu país de origen "siempre un corazón te espera".
El drama de la inmigración en Europa es una de las grandes preocupaciones y dramas modernos, más aún ante el auge de los movimientos ultraderechistas y de la vuelta al debate sobre el Espacio Schengen y las fronteras nacionales. Ante tanto problema, es de agradecer que un país involucrado como es Albania denuncie la causa en un evento como Eurovisión, baluarte donde los haya de la diversidad racial y social.
Una canción de las de antes
Estamos en una época donde parece que el 'menos es más' poco a poco ha vuelto a Eurovisión. Desde la victoria de Salvador Sobral en Kiev, cada año nos encontramos como canciones de autor, o quizá más sinfónicas y melódicas, se cuelan con grandes resultados entre el cliché eurovisivo, el fuego artificial y las puestas en escena sobrecargadas.
De igual forma, en muchas ocasiones el eurofan medio cae en denunciar que la balada clásica, la canción con mensaje o el vestido largo son cosas del pasado, cuando la música no entiende de épocas. Con Jonida Maliqi pasa algo parecido: cuando algo tiene calidad, da igual a lo que suene.
'Kteju Tokës' es una canción que te encoge algo al oírla, y que es perfectamente defendida por su intérprete. Sí, probablemente en Tel Aviv no vaya más allá de un pie de micro, unos visuales y un vestido largo, pero quizá saber transmitir con poco vale doble en eventos así. El año pasado a Eugent Bushpepa le pasaba algo parecido, superando su virtuosismo vocal a cualquier concepto escénico. ¿Qué tal le irá a Jonida?
VALORACIÓN: Una canción necesaria (16/25)
Albania suele asumir ese resquicio de música de altura en Eurovisión, y este año lo ha vuelto a hacer. No, no es nada nuevo, ni quizá impactante en tres minutos. No son canciones creadas y pensadas para ganar el festival, pero sí les honra ser reflejo de su música y de su manera de entender la música de su país.
Al igual que le puede suceder a Italia, o más recientemente a Portugal con su 'Festival da Cançao', para Albania su 'Festivali i Këngës' puede llegar a ser más importante que Eurovisión, y ante esto, tras años de traducciones al inglés y canciones comerciales, han visto a tiempo que llevando su música en bruto también funciona, con ejemplos como el de Eugent Bushpepa.
Lo que ocurra con Jonida Maliqi en Tel Aviv es todo un interrogante. Partiendo en una segunda semifinal que sin duda va a ser la más competida, ganarse un puesto al sábado será complicado para Albania, aunque creemos que estará en la lucha. Muy afín a jurados, serán ellos los que decidan si oímos a los albaneses el sábado. Sería una pena que no fuera así.