El aditivo alimentario E171, también conocido como dióxido de titanio, ha sido evaluado por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) para garantizar su seguridad.
Durante la investigación no se pudieron descartar problemas de genotoxicidad tras consumir estas partículas del aditivo, por lo tanto ha sido un elemento decisorio. La genotoxicidad tiene la capacidad de dañar el ADN, lo cual puede derivar en efectos cancerígenos. Por lo tanto, todavía se está evaluando si la sustancia puede generar estos problemas para garantizar su seguridad.
Todavía no hay evidencias científicas de la presencia de estos efectos adversos en el E171, utilizado en colorantes para golosinas, pero no se puede descartar todavía. Aunque la absorción de estas nanopartículas sea baja, pueden ir acumulándose en el organismo y terminar dañándolo, potencialmente. El dióxido de titanio también está presente en otro productos, tales como medicamentos o cosméticos.
Ahora está pasando por un programa de reevaluación
El programa de reevaluación sistemática de aditivos alimentarios autorizados por la Unión Europea ha acogido, por lo tanto, al E171. En este programa se sigue una meticulosa metodología, pruebas científicas y datos sobre estas nanopartículas, con el objetivo final de la "evaluación de la seguridad de los aditivos alimentarios".
Esto forma parte del marco de la Unión Europea, buscando la protección total de los ciudadanos de sus 27 Estados miembros, y garantizando la eficacia del mercado interior. Aquí se incluye, por lo tanto, la correcta consumición de cualquier aditivo, que pasan por procesos de reevaluación constante que avale su autorización y actualicen su información. Ya se está trabajando para valorar si el E171 es o no perjudicial y cómo paliar este problema.