Lo confieso: nunca me ha gustado el Festival de Eurovisión. Quizás por desconocimiento, quizás por prejuicios; el caso es que nunca he prestado especial atención al gran festival de la canción de nuestro continente. Sí, he visto el concurso varios años: he tenido en mi cabeza durante varios meses el "ie ieee" de Edurne, he visto a Barei junto a unos amigos mientras nos tomábamos unos vinos; y sí, también disfruto revisionando en YouTube la vuelta mal dada de Geno. Pero hasta aquí.
Nunca he seguido el proceso de selección, no entiendo de burocracia ni de políticas internas que envuelven a este concurso, no sé qué canciones pueden funcionar, qué países son los favoritos o cuál es la tendencia musical de cada edición. Este año, como todos sabréis, el festival ha dado un giro importante: lejos de interesar únicamente a los eurofans y despertar su indignación -algo que, por lo visto, ocurre año tras año-, la gran polémica despertada ha llegado a la esfera pública, política y social.
¿Cómo es posible que un proceso de selección para llevar a un candidato a Kiev termine con una agresión a un miembro del jurado? ¿Cómo es posible que varios partidos políticos estén interesados en llevar este tema al Congreso de los Diputados? Después de un pequeño proceso de relectura de hemeroteca y documentación, os voy a intentar explicar cómo estoy viviendo todo este Eurodrama que, por supuesto, me interesa.
No me interesa como fan del certamen, sino como ciudadano interesado en saber qué ha hecho la Radio Televisión de nuestro país con su presupuesto, hasta dónde llega el supuesto tráfico de influencias y dónde está el dinero de los telespectadores.
1 No me gusta ninguna de las canciones, ¿y qué?
No sé si estas canciones pueden hacer que España gane el festival de Eurovisión, pero desde luego no resultan en absoluto llamativas. Viendo vídeos de 'Objetivo Eurovisión', únicamente los temas de Mario Jefferson y Paula Rojo me parecieron disfrutables. Pero como aquí lo que manda es el conjunto de los votos, y no mi opinión, vosotros decidisteis que Mirela fuera nuestra representante.
La cantante empató a puntos con Manel Navarro, el vencedor, después de que tanto el jurado como los telespectadores emitieran sus votos. En este momento, resulta que nos informan de cómo va a funcionar la cosa: ahora va a ser el jurado quien desempate. Repito, no tengo ni idea de si esto se ha hecho en otros países, pero la lógica me dice que esto está mal desde cualquier punto de vista.
Si se le da al público la opción de gastar dinero y emitir su voto, debe primar esta opinión. Y punto. Si lo que va a primar es la decisión de un jurado profesional, esta preselección, entonces, carece totalmente de sentido.
2 El jurado: ¿pero esto qué es?
Xavi Martínez, Virginia Díaz y Javier Cárdenas. Cuando me enteré de quiénes iban a formar parte del jurado profesional de 'Objetivo Eurovisión' solo tenía una cosa en mente: "Virginia, ¿dónde te has metido?". Me ha hecho mucha gracia releer tweets sobre el tema con frases como "la mujer esa" o "esa petarda nobody". Será que me he pateado muchos festivales y he ido a muchas sesiones suyas como DJ, pero el gusto de Virginia por la música y su bagaje cultural en este tema es algo que admiro y respeto muchísimo. Así que, por mi parte, ningún problema con su elección.
Dicho esto, la mayoría de las críticas al jurado han ido dirigidas a Xavi Martínez por su supuesto favoritismo para con Manel Navarro. No hace falta escuchar durante muchos minutos Los 40 para que radien de repente 'Do it for Your Lover', el tema del joven cantante. Martínez lleva bastantes semanas diciendo a diestro y siniestro que le encanta la canción, que quiere hacer un himno de este tema y que le gustaría que el susodicho nos representara en Eurovisión.
Bien, puede que su selección como jurado no sea "ilegal" si atendemos a las bases del concurso -bases de 'Objetivo Eurovisión' que no he encontrado, por cierto- pero, otra vez, la lógica nos dice que esto no tiene ningún sentido. Es completamente imposible que alguien que ha hecho público su apoyo a uno de los candidatos se siente en la mesa para poder juzgarlos a todos por igual.
Manel Navarro y Xavi Martínez han cenado juntos, han compartido minutos en el estudio y parece que una amistad incipiente. Martínez, sobre este asunto, apunta que esa relación es la normal entre un locutor y una estrella emergente: "¡Con cuántos artistas me he podido ir a cenar a lo largo de un año!", se sorprendía en un vídeo del diario El País. No seré yo quien le diga a Martínez que está mintiendo, porque no sé si esto es verdad, pero sí puedo decirle que esa forma de autodefensa es completamente estúpida.
Si lo que quiere es insinuar que la situación es normal, lo que debería haber hecho era tener una cena con todos y cada uno de los preseleccionados, radiar todas las canciones en su programa y apoyarlas a todas por igual. Y, si no, la elección de RTVE de posicionarle como jurado es, por supuesto, criticable y denunciable.
3 Rueda de Prensa vs. Comparecencia
Como periodista, quizás el momento más hiriente fue el vivido durante la comparecencia rueda de prensa que RTVE llevó a cabo tras el desastre de 'Objetivo Eurovisión'. La gala se saldó con abucheos, una supuesta agresión, un bochorno generalizado y una sensación de desdén desde el ente público alarmante y vergonzante
Ante este problema, RTVE optó por el silencio: la "rueda de prensa" consistió en dejar a Manel Navarro a su suerte, atrapado entre dos taburetes vacíos, haciendo frente a todas clase de preguntas y situaciones que nada tenían que ver con su oficio: él es cantante e intérprete. Una vez vistas las imágenes, me pareció realmente bochornoso que Toñi Prieto, la responsable número uno de Eurovisión dentro de la corporación, no apareciera por ahí para responder preguntas.
Pero la sorpresa ha venido después, cuando me he enterado de que Prieto estaba allí sentada, en primera fila, dando la espalda a los periodistas y haciendo alarde de una irritante opacidad informativa. No hace falta ser ningún genio para darse cuenta de que algo negro tiene el tema cuando nadie quiere pronunciarse al respecto. "Toñi Prieto no va a responder a esa pregunta" es una respuesta humillante para todos los profesionales que se encontraban en la sala de prensa y es una respuesta humillante para todos los ciudadanos.
Manel Navarro, mientras tanto, intentaba salvar los muebles como podía, con respuestas escuetas y nada elaboradas. Una situación lamentable impropia de cualquier corporación de comunicaciones pública.
4 ¿Tráfico de influencias?
Y con toda la polémica sobre Objetivo Eurovisión, los ávidos seguidores del formato, conocedores de cómo funciona todo este tema, han abierto la Caja de Pandora. Según tengo entendido, son ya varios los años en los que los eurofans claman al cielo y piden la dimisión de Toñi Prieto y cía. Pues bien, este año las investigaciones han ido un poquito más allá, y nos hemos enterado de algunas cosas que todavía enturbian más el asunto.
Primer punto preocupante: la hija de Prieto trabaja en la compañía discográfica que está encargándose de Manel Navarro. No solo eso, sino que trabaja en el mismo equipo que el cantante. Señoras y señores, no podemos acusar a nadie así como así, pero es un dato tan evidente y relevante que sí es necesario que alguien se pronuncie.
Las malas lenguas están llegando a afirmar lo siguiente: Sony Music, compañía de Navarro, quería llevar al joven a Eurovisión -como ya pasó con Edurne-. Al ver que el proceso de preselección ya estaba en marcha, se las han tenido que apañar para hacer como fuera a Manel vencedor: jurado parcial que perjudicara al resto de favoritos, promoción en radios de Manel, publicación de las bases del concurso horas antes del mismo...
Sea usted o no eurofan, entienda usted o no del tema, esto huele muy mal se mire desde el ángulo desde el que se mire. En todo caso, si todo esto fuera verdad, aquí solo hay un claro culpable: RTVE. Los intereses de las empresas involucradas no serían nada más que eso: intereses de un ente que se lucrará, nos guste el procedimiento o no, y cuyo único fin es generar ingresos.
Sin embargo, la corporación de Radio Televisión Española es una sociedad estatal, con derechos y deberes para con sus ciudadanos, que además debe tratar estos temas con especial cuidado desde la implantación en 2010 de la Ley de Financiación de la Corporación.
5 RTVE: el ente público que nos debe respeto y respuestas
En los últimos días, como ya hemos apuntado, el asunto de Eurovisión ha tomado un cáriz mucho más serio de lo que algunos pudieran imaginar. Y es que ya son varios los grupos parlamentarios que quieren llevar el tema hasta el Congreso de los Diputados.
Ha sido esta noticia una de las que más polémicas ha despertado entre los ciudadanos de "a pie": aquellos que, como yo, no están muy al día de la actualidad eurovisiva ni este es un tema que les preocupe demasiado. Pero seamos serios, por favor. Aquí no estamos hablando de que no nos gusta el riff de "X" canción; estamos hablando de que la Corporación de Radio Televisón de nuestro país ha practicado presuntamente un ejercicio de fraude. Para más inri, un fraude televisado antes varios cientos de miles de telespectadores.
Si ha habido tráfico de influencias, financiaciones ilegales o demás temas oscuros relacionados con RTVE es algo que deberá ser investigados, por supuesto; ya vengan los fondos de Eurovisión, de Informativos o sean ingresos por la actividad del ente. No nos podemos olvidar del carácter público de esta coporación: quizás suene redundante, pero en un Estado democrático como el nuestro, los deberes del grupo de comunicaciones financiado -en parte- por sus ciudadanos, han de llevar un férreo control.
Quizás todo esto quede en nada y nos hayamos vuelto completamente locos con el tema. Si es el caso, después de las investigaciones pertinentes, todos nos quedaremos tranquilos. Hasta entonces, tenemos el derecho de exigir, de hacer preguntas y de intentar saber qué está pasando.
Estaremos a la espera para ver cómo se resuelve todo este tema, ahora que los partidos políticos se han involucrado y parece que la ciudadanía está empezando a ser consciente de la situación.
PD: Yo iba con Paula Rojo.