El origen de la vida en la Tierra ha suscitado múltiples debates a lo largo de la historia de la humanidad, que se han analizado desde diversos ángulos en función de los contextos históricos y herramientas disponibles. En esta ocasión, un nuevo estudio publicado en ACS Central Science viene a arrojar luz sobre la incertidumbre que lo rodea.
La investigación ha sido realizada por Ralf Kaiser de la Universidad de Hawaii; Agnes Chang, de Universidad Nacional Dong Hwa Hualien de Taiwán, junto con la División de Astronomía de la Fundación Nacional de Ciencias de Estados Unidos y la Fundación WM Keck.
En dicho análisis, se investigan las reacciones químicas que podrían haberse experimentado en los hielos interestelares que alguna vez existieron cerca de las estrellas y planetas recién formados, que podrían haber sido el germen de la vida en la Tierra.
Para realizar este análisis, el equipo desarrolló modelos de hielo interestelar que contenían amoníaco y dióxido de carbono, que depositó sobre un sustrato de plata y que después calentó lentamente. Utilizó espectroscopia infrarroja por transformada de Fourier y descubrieron que el ácido carbónico y el carbonato de armonio comenzaron a formarse a -211 y -234 grados centígrados respectivamente.
Se trata de temperaturas bajas, que demuestran que las moléculas, que pueden convertirse en aminoácidos más complejos, se podrían haber formado durante las etapas más tempranas y frías de la formación estelar. Los investigadores descubrieron que, a temperaturas más cálidas, similares a una estrella recién formada, dos moléculas de ácido carbónico podrían unirse, formando gas estable.
Llegada en meteoritos
El equipo planteó la hipótesis de que las moléculas podrían haberse incorporado a las materias primas de los sistemas solares, incluido el nuestro, y después haber sido transportadas a la Tierra primitiva por cometas o meteoritos cuando se terminó de formar el planeta.
Ahora, los científicos esperan que el hallazgo permita para buscar en el espacio profundo, con los medios disponibles, como el Telescopio Espacial James Webb, que permita buscar moléculas prebióticas en regiones distantes del universo donde se forman estrellas.