"Precaución, amigo conductor". "Si bebes, no conduzcas". "Ponte el cinturón, protege tu vida". Mira que nos lo tienen dicho, pero aún así hay gente que sigue cogiendo el coche con un par de copas de más y no solo tiene accidentes, sino que además hace un gran ridículo.
Un hombre de la localidad inglesa de North Yorkshire conducía su Mini Cooper en estado de embriaguez cuando sufrió un accidente y estrelló el coche contra unas vallas de la calzada. El vehículo se las llevó por delante y acabó empotrado contra un semáforo en medio de la calle.
Cuando se dio cuenta de lo sucedido, asustado, el hombre salió corriendo para evitar que la policía le encontrase en semejante estado. A buen seguro dibujó unas buenas eses en su camino.
La policía encontró entonces el coche estrellado y se puso a la búsqueda del conductor, que dado su estado tampoco había conseguido alejarse mucho. 200 metros más allá, el hombre había encontrado el escondite perfecto: un belén navideño de gran tamaño. Qué mejor lugar para camuflarse, entre las figuras de la Virgen y San José, bajo el amparo de Jesucristo.
Al parecer, el hombre intentó utilizar el heno del nacimiento para cubrirse y esconderse de la policía. Y, ya que estaba, para dormir un rato la mona. Quizás le faltó paja para ponerse por encima, o quizás fue su atuendo moderno el que le delató, comparado con los ropajes de los Reyes Magos.
La policía finalmente le encontró y arrestó y publicó un tweet en el que daba a conocer los hechos, acompañado de la fotografía del coche: "conductor huye de un accidente de tráfico en Tadcaster e intenta esconderse en un belén de Navidad. Localizado y arrestado".
Ya lo sabéis, si bebéis no conduzcáis. Y si lo hacéis, buscad un escondite mejor.