El alcohol es la droga legal más consumida en España, que está por encima de la media, con 11 litros anuales por persona en población mayor de 15 años, frente a los 8,6 de la OCDE, y ligeramente por debajo de Letonia y Lituania, con 12 litros por persona.
El uso continuado de esta sustancia puede derivar en el trastorno por consumo de alcohol (AUD), una enfermedad mental popularmente conocida como adicción que causa anualmente 3 millones de muertes, según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Una patología sobre la que permanecen muchas incógnitas, pero sobre la que se ha arrojado luz en un nuevo estudio liderado por un equipo de investigadoras del Hospital 12 de Octubre, en colaboración con la Universidad Complutense de Madrid.
Un trabajo en el que este equipo ha logrado demostrar que la tendencia a dirigir la atención a estímulos relacionados con el alcohol disminuye en aquellos pacientes diagnosticados por adicción que abandonan el hábito en función de determinados tramos.
Los pacientes, según el estudio publicado en Addictive Behaviors, concluye que se logran niveles de control similares a la población no adicta cuando se superan seis meses de abstinencia, despareciendo de este modo su capacidad de influir sobre la conducta y el factor de riesgo de recaídas.
Los estímulos que dirigen la atención al alcohol pueden incluir espacios como bares, parques o cualquier lugar en el que paciente solía beber, así como los olores de algunas bebidas e incluso los lugares que frecuentaba. Se trata de señales que atraen la atención del dependiente y disparan su conducta de ingerir la sustancia, perpetuando de este modo el trastorno por consumo de alcohol, según expone el Hospital 12 de Octubre en un comunicado.
"El sesgo atencional es un factor de riesgo para la recaída, ya que el individuo se siente constantemente atraído hacia esas señales, lo que puede activar pensamientos de consumo y deseos intensos. Su reducción puede ser una meta terapéutica importante en programas hospitalarios", explica Berta Escudero, investigadora del Departamento de Psicobiología y Metodología en Ciencias del Comportamiento de la UCM y del Instituto de Investigación del Hospital 12 de Octubre i+12.
Clave en el desarrollo de terapias
Este paso abre nuevas vías para la intervención clínica de pacientes aquejados de trastorno por consumo de alcohol, puesto que encamina el tratamiento a la reducción del sesgo atencional al alcohol incluyendo técnicas como el reentrenamiento de atención, que ayudan a los pacientes a desviar su atención de las señales del alcohol.
Además, la medición del sesgo atencional puede ser útil para identificar a los pacientes en riesgo de recaída, puesto que aquellos que presentan un rasgo más pronunciado al respecto podrían requerir un seguimiento y apoyo adicionales en su tratamiento.
Pero también fija una meta terapéutica importante, centrando el trabajo en disminuir el sesgo atencional hacia el alcohol, incluyendo por ejemplo terapias cognitiva-conductuales centradas en modificar la respuesta automática a las señales relacionadas con el consumo de alcohol.
El trabajo también se enfoca en la red de apoyo del paciente, favoreciendo que sean más comprensivas y creando un ambiente más seguro que logre minimizar en la medida de lo posible la exposición a estos desencadenantes. Los pacientes además se verán involucrados en el manejo de la autorregulación, impulsos y estrategias en el manejo de estímulos y situaciones de alto riesgo.
Dos tipos de sesgos
Cabe diferenciar en este hallazgo dos tipos de sesgos. Por un lado, el sesgo atencional alcohólico, referido a la atracción a determinados estímulos relacionados con el alcohol, que actúan como disparadores del deseo irrefrenable de beber y que son característicos de la patología.
Por otro lado, una dificultad para dirigir la atención a estímulos generales, no vinculados al alcohol, puesto que se trata de una tendencia sistemática y selectiva de las personas para prestar mayor atención a ciertos tipos de información respecto a otros. Por ejemplo, en personas con ansiedad, muestran un sesgo atencional más enfocado a estímulos amenazantes, o en personas con ansiedad social hacia señales de desaprobación o rechazo en sus interacciones. También afecta a enfermedades como la depresión o el trastorno de pánico.
Por un lado, se aprecia una clara mejoría en los sesgos atencional alcohólicos durante una abstinencia de seis meses. Sin embargo, el sesgo atencional general no se recuperó durante la abstinencia y se considera que podría recuperarse de forma más tardía o ser permanente. De este modo, se abren nuevas áreas de investigación para explorar la evolución de los pacientes y cómo interacciones ambos tipos de sesgos.
Este estudio es novedoso, porque no existen investigaciones previas y en población clínica durante el tiempo sobre el sesgo atencional al alcohol. Se ha reclutado a 33 pacientes del programa de deshabituación al alcohol del Hospital 12 de Octubre,e n la Unidad de Patología Dual, así como 43 controles en población general, a los que se evaluó al primer, tercer y sexto mes de abstinencia.
Los siguientes pasos del estudio incluirán el seguimiento a largo plazo de los pacientes y la comparación del desarrollo del trastorno en abstinencia respecto a otras sustancias como opiáceos o nicotina.