En la frontera entre Portugal y España abundan numerosos pueblos que sin duda, merecen ser descubiertos. A simple vista, no destacan por su arquitectura espectacular o monumentos imponentes, pero detrás de estos paisajes que no dejan de llamarnos la atención, se ocultan secretos y misterios que despiertan la curiosidad.
Es el caso de Barrancos, un municipio de 1.600 habitantes situado en la región de Alentejo, en el sur de Portugal, justo en la frontera con España. Su ubicación geográfica ha influido en su historia, cultura y, por supuesto, en su idioma.
El barranqueño es un dialecto que se ha desarrollado a lo largo de los años como resultado de la interacción entre la comunidad local y sus vecinos españoles. Tiene sus raíces en el extremeño, que se habla en la región adyacente de Extremadura.
Sin embargo, debido a la proximidad geográfica y la interacción cultural, el barranqueño ha incorporado influencias del portugués, creando una variante única que se diferencia tanto del español estándar como del portugués estándar.
Durante los últimos años, los expertos en lingüística han dedicado esfuerzos significativos para preservar lo que se considera una valiosa joya cultural con el objetivo de evitar su posible extinción.
Y poco a poco parece que lo están consiguiendo, porque, aunque en décadas pasadas solo era hablado por un reducido número de vecinos locales, se ha observado un aumento en el número de personas capaces de comunicarse en barranqueño.
¿Qué ver en Barrancos?
La arquitectura de esta localidad es bastante reconocible y posiblemente la hayas visto en alguna fotografía, aunque no sepas que se trata de Barrancos: sus paredes son blancas debido al revestimiento de cal y sus tejados son de color rojizo.
Dentro del municipio, hay varios edificios de interés, como la Plaza de la Libertad y la iglesia local. Sin embargo, la construcción más destacada de la zona se encuentra algo apartada del núcleo urbano, el Castillo de Nodar, una fortaleza medieval bien conservada.
Sus imponentes murallas ofrecen vistas panorámicas impresionantes. Además de su valor histórico, alberga un centro de interpretación de la naturaleza que resalta la importancia de la conservación ambiental en la región.
Por otra parte, destaca la Feria del Toro, una de las tradiciones más emblemáticas de Barrancos. Esta feria incluye corridas de toros y otras actividades relacionadas con la cultura taurina. Lo que hace que la Feria del Toro de Barrancos sea única es su carácter transfronterizo.
Aunque se encuentra en territorio portugués, la influencia española en la cultura taurina es evidente, y muchos de los asistentes y participantes provienen de nuestro país. Esta interacción cultural entre ambos países agrega un elemento especial a la feria.
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