El consumo de patatas fritas se ha disparado en España. Durante la última década los snacks y aperitivos han ganado terreno en la dieta de los españoles, con un incremento del 100%, según los datos del INE. Pero especialmente en el caso de las patatas, donde se ha alcanzado el 150%.
Las patatas fritas pueden representar un snack muy versátil, que puede solventar un aperitivo o incluso servir como acompañamiento de un plato en el caso de que reculemos de acudir a la sartén para freír patatas por nuestra cuenta.
En todo caso, hay que tener en cuenta que se trata de un alimento para consumir con gran moderación. Las patatas fritas en bolsa son productos procesados e incluyen ingentes cantidades de grasas, sal y calorías, por lo que pueden suponer un auténtico atentado contra nuestra salud.
Estas son las peores patatas fritas del supermercado, según la OCU
En el supermercado podemos encontrar todo tipo de variedades y las marcas compiten por lograr el mejor puesto en los lineales. Pero la realidad es que no todos los productos tienen la misma calidad ni son igual de recomendables.

Por este motivo, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha elaborado un estudio en España en el que ha analizado 331 productos disponibles en la categoría de patatas fritas vendidas en supermercados de nuestro pa´si.
El organismo ha puesto el foco en las patatas fritas con sabor a jamón de las marcas Ruffles y Consum como las peores del supermercado. Ambas contienen el colorante E150d, un aidtivoo que puede incluir un compuesto denominado 4-metilimidazol (4-MI), que puede causar cáncer según la clasificación C2b de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer.
Ante este riesgo, la OCU señala la conveniencia de recurrir a otras alternativas más saludables disponibles en supermercados. Entre ellas destaca los nachos de trigo sarraceno de la marca Sol Natural, puesto que son los únicos analizados sin ingredientes ultraprocesados ni aditivos potencialmente dañinos.
Los expertos de la OCU recomiendan moderar considerablemente el consumo de patatas fritas en bolsa y optar por opciones más saludables. También leer con frecuencia las etiquetas de los productos para identificar aquellos con aditivos potencialmente peligrosos, como el colorante E150d.
El informe de la OCU destaca que muchas de las marcas analizadas son excesivamente calóricas y, por tanto, perjudiciales para la salud porque suponen un riesgo de sobrepeso y enfermedades cardiovasculares. Un cuenco típico de 40 gramos de patatas fritas supone alrededor de 214 kilocalorías, más del 10% de la ingesta diaria para un adulto. Además, casi la mitad utilizan aromas artificiales para potenciar su sabor.