A lo largo de los años y concretamente desde la industrialización del siglo XX, la temperatura de nuestro planeta ha aumentado en 1,1ºC, y en 0,2º en el período de 2011-2015. Además, la Organización Meteorológica mundial ha desvelado que la temperatura aumentará, al menos, entre 1,2 y 1,3 grados centígrados en los próximos cinco años.
El riesgo de incendios, la falta de agua potable, inundaciones, sequías y pérdida de cosechas cada vez están más presentes. Según David Vieites, del Museo Natural de Ciencias Naturales (del CSIC), el cambio ya ha empezado a notarse y en España habrá entre un 5-6% menos de precipitaciones. "No solo lloverá menos, sino que también lo hará de repente. Tres cuartas partes de la Península están sufriendo un proceso de desertificación y el norte se está mediterraneizando", declaró Vieites. Es decir, habrá más sequía, pero también más lluvias torrenciales, mientras que el clima del sur aumentará de latitudes. Y este no será nuestro único problema.
Las olas de calor
"Distintas bases de datos observacionales indican un aumento significativo en la frecuencia de olas de calor de verano en España", señaló David Barriopedro Cepero, científico de la Universidad Complutense de Madrid.
Las intrusiones de aire africano, masas de aire muy cálidas del Sáhara, juegan un papel crucial en las olas de calor que sufrimos en la Península y los expertos detectan que han comenzado a llegar más al norte, además de ser más intensas de lo que se había registrado anteriormente.
Las grandes ciudades estarían en el foco de esta tendencia, por ser las mayores responsables de contaminación y estar especialmente expuestas a temperaturas extremas: "Las ciudades consumen el 75% de la energía y son las responsables del 80% de las emisiones de gases de efecto invernadero", indica Felipe Fernández García, catedrático de Climatología en la Universidad Autónoma de Madrid.
Además, según Felipe Fernández, Madrid es "una zona que reúne todas las condiciones para ser considerada de alto riesgo", por la gran cantidad de población expuesta y por el crecimiento acelerado y continuo de la urbanización, "con el consiguiente aumento de los gases contaminantes y las anomalías ambientales asociadas a los mismos". Sin embargo, la afirmación puede extrapolarse al resto de grandes ciudades de la Península.
Paisaje y fauna
"Las especies tienen una zona de confort climática, hay límites de temperatura que las matan", argumenta Vieites. "Si te ponen cerca de tus límites, pueden pasar tres cosas: uno, te vas, como ya están yéndose las aves hacia el norte; dos, te quedas y te adaptas, por ejemplo, volviéndote nocturno; o tres, si te quedas y no te adaptas, te mueres. Hay poblaciones que, simplemente, van a desaparecer", advirtió. Además, añadió que un modo de aliviar esta crisis migratoria es proporcionar tecnología para evitar que las cosechas se sequen, y sobre todo, invirtiendo en el planeta y reduciendo los gases de efecto invernadero.
Además, a ello se le suma el cómo las especies invasoras están destruyendo la biodiversidad de nuestro país debido a las condiciones climatológicas. Por ejemplo, el mejillón cebra, procedente de los mares Negro y Caspio, ha colonizado el Ebro y las cuencas del Júcar, Segura y Guadalquivir. Este bivalvo, además, modifica las características físico-químicas del agua, afectando a la flora y fauna endémicas.
Asimismo, a causa de las subidas de la temperatura, el mosquito tigre, proveniente del sudeste asiático, comenzó a colonizar Cataluña y la Comunidad Valenciana. Además, grandes bancos de medusas comenzaron a proliferar en las costas españolas en verano, a causa del descenso de las precipitaciones.
Por otra parte, la acacia falsa (Robinia pseudoacacia L.) fue la primera especie arbórea que se trajo de América del Norte a Europa. Sin embargo, la FAO ha advertido de que a pesar de lo ventajoso que es este cultivo para la silvicultura o para el medio ambiente como fijador del nitrógeno de la atmósfera, el descenso del número de heladas o el descenso de sus enemigos bióticos también la convierten en una de las especies invasoras.
Además, también podrían desaparecer especies como el oso pardo, los alcornoques o incluso la Dehesa extremeña en su totalidad si continúa aumentando la temperatura en los niveles en los que nos encontramos.
Sequías y desertificación
Las sequías se duplicarán en el sur peninsular y Madrid será una de las capitales europeas con periodos más prolongados de escasez de lluvias, mientras que el flujo máximo de los ríos aumentará hasta un 80% en algunas zonas del norte peninsular.
La desertificación estará provocada principalmente por las sequías y amenaza con degradar gravemente y provocar la pérdida de grandes extensiones de suelo fértil. Un 75% de territorio español está en peligro por esta desertificación, mientras que un 20% ya lo sufre. Además, la falta de lluvia influirá en el aumento y la intensidad de los incendios.
El aumento del nivel del mar y las inundaciones
El aumento del nivel de mar en 2100 previsto por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático tendría graves consecuencias generalizadas en los 10.000 kilómetros de costa española, pero especialmente en el área mediterránea y Canarias. Además, también aumentaría la frecuencia de los episodios extremos, como los temporales que han azotado el Cantábrico a lo largo de los últimos años.
Además, según un estudio internacional, más de 200.000 personas sufrirán inundaciones costeras en España dentro de solo tres décadas. Cincuenta años más tarde, para 2100, se prevé que la cifra aumente a casi 350.000. Las zonas más vulnerables para ello serían Doñana, Huelva, Cádiz y el Delta del Ebro. Esto obligaría la adaptación de los edificios situados junto al mar y también a mejorar las defensas costeras.
Medidas contra el cambio climático en España
El cambio climático es una realidad, por lo que debemos ponernos marcha a la obra cuanto antes para frenar, en la mayor medida posible, sus consecuencias.
En 2015, 193 países firmaron el Acuerdo de París sobre el Cambio Climático. En él se fijaron como puntos clave la reducción de los gases de efecto invernadero y la mitigación y adaptación a los efectos del calentamiento global.
Clemente González Soler, presidente del Comité Ejecutivo de IFEMA y Ángeles Santamaría, consejera delegada de @iberdrola han hecho la primera recarga eléctrica en el parking sostenible ubicado en IFEMA.#IFEMA40 | #IFEMAeresTúpic.twitter.com/Z3OCosvBrK
— IFEMA (@feriademadrid) November 29, 2019
Sin embargo, a pesar de que no se han adaptado gran cantidad de medidas, RENFE anunció que había reducido en un 56% las emisiones de CO2, y las políticas agrarias están priorizando la rotación de cultivos para la optimización de fertilizantes o facilitar el empleo de leguminosas que ayudan a fijar el nitrógeno en el suelo evitando que vaya a la atmósfera.
Además, la medida estrella de Manuela Carmena ha conseguido reducir significativamente la contaminación de la capital. En la Cumbre del Clima, que se celebra en Madrid, se barajarán ideas con las que podamos mejorar o solucionar la terrible situación en la que hemos sumido a nuestro planeta.