Según un estudio, los solteros gastan de media 7.500 euros más al año que aquellos emparejados, por raro que parezca. La gran parte del dinero se va en el alquiler, las vacaciones, los seguros de vivienda... Y, además, los solteros no pueden beneficiarse de la tributación conjunta del IRPF, los packs familiares o los cheques 2x1 en gimnasios, por ejemplo.
No hay que hacer muchos cálculos para adivinar que el pagar el alquiler entre dos es más sencillo que pagarlo uno solo, razón principal por la que los solteros pagan más. La división de los gastos permite a las parejas acabar cada mes más desahogadas. Y es que, de media, los solteros gastan unos 54 euros a la semana, frente a los 20 de las personas que se mantienen en una relación estable.
Pero no solo ocurre en casa. Durante las vacaciones, como bien indica Anabel Calvo, de FlyKube, "los hoteles cuentan con muy pocas habitaciones individuales. La persona que elige una habitación doble paga ella sola el 75 %, mientras entre los dos pagan el 100 %".
Además, también es más caro contratar un seguro de coche. Los solteros pagan alrededor de un 34 % más por su póliza ya que aunque dan menos partes al seguro, son propietarios de coches de más de 15 años.
Para continuar sumando, el estudio revela también que los que no tienen pareja gastan más dinero en comida a domicilio (es más difícil llegar al pedido mínimo para que el envío te salga gratis), bebidas alcohólicas y salidas nocturnas, ya que beben tres veces más seguido que los que tienen una relación.
Las consecuencias de la soltería
Con tanto gasto de más, el estudio concluye con que los solteros terminan el año con un patrimonio personal de 7.500 euros menos que los casados en la misma situación económica. Además, son los que más préstamos solicitan.
Por si no fuera suficiente, también viven más estresados, tanto por el agobio respecto a su capacidad adquisitiva como por el hecho de que deben asumir en solitario todas las responsabilidades. Concretamente, 9 de cada 10 solteros tienen estrés, lo que incide de forma directa a su calidad de vida.
Eso sí, no todo es malo. Aunque suelen dormir menos y beber y fumar más, practican más deporte y tienen mejor forma física. Además, generalmente suelen tener más relación con sus padres y amigos.