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Estados Unidos en alerta por la red pedófila de 'los peluches violadores'

El estado de Pensilvania ha localizado una organización pederasta que abusaba de menores en fiestas donde todos los participantes iban disfrazados de animal.

La población estadounidense amanecía escandalizada ante la detención de un miembro de una banda pedofília instaurada en el estado de Pensilvania. Según relatan fuentes policiales, los individuos de esta organización celebraban fiestas privadas donde abusaban, disfrazados de animales, de un menor al que también obligaban a disfrazarse

En un primero momento, la policía no tenía sospechas de esta actividad criminal, y lejos de pensar lo que descubrirían, los agentes de policía solo estaban detrás de Jeffrey Harvey, de 40 años, sospechoso de engañar a menores para obligarles a mantener relaciones sexuales. Un agente se ofreció de cebo para comprobar hasta donde estaba dispuesto a llegar el sospechoso, y una vez que picó en el anzuelo procedieron a arrestarle. En comisaría llevaron a cabo un interrogatorio, donde Harvey relató una serie de sucesos que pusieron los pelos de punta a los agentes y que obligaron a abrir una investigación a gran escala. 

Según relató el detenido, tanto él como otros individuos organizaban 'furries partys', donde vestían distintos disfraces de animales, él en concreto de zorro. Una vez allí obligaban a un menor de nueve años a colocarle un disfraz de Tigre Tony (el mismo de los cereales Kellogg's) y acto seguido abusaban de él. Según ha confesado el pedófilo, los abusos sexuales comenzaron en 2009

Cada vez hay más implicados

Los acusados se han derrumbado en los interrogatorios
"Los acusados se han derrumbado en los interrogatorios"

Tirando de la manta, la policía dio con el nombre de otro de los detenidos, David Parker, que confesó con mayor detalle la forma en la que se cometían los abusos. Gracias a los relatos de los dos acusados más la testificación del menor, la policía pudo detener al último implicado conocido de esta organización, Kenneth Fenske, a partir del cual ha saltado el suceso a la opinión pública. 

El menor, que ahora tiene 14 años, ha relatado como Fenske se disfrazaba de zorro rojo, con "mangas y pantalones largos, una cremallera en la espalda, guantes de pata y una cabeza de zorro con orejas puntiagudas", y pedía además que lo llamaran 'Lupine'. 

El fiscal general de Pensilvania, Josh Shapiro, ha confesado encontrarse ante un caso "horrendo", preocupante no solo para él como fiscal general sino como "padre de niños pequeños". En las mismas declaraciones, la Fiscalía reveló más datos sobre la investigación. Al parecer la víctima de los abusos estaba vinculado familiarmente a uno de los detenidos. Así mismo, han aclarado que se encuentra  bajo custodia y "recibiendo el tratamiento apropiado". 

Pedofilía y zoofilía

Los sucesos no quedarían aquí, ya que Parker confesó también haber transportado a otro menor a la vivienda de un hombre, Craig Knox, donde ambos abusaron sexualmente del pequeño. Este último reconoció ante los agentes sentirse atraído por niños jovencitos y por los perros. De hecho, en su domicilio de Virginina, su compañero de piso, Stephen M. Taylor, ha sido detenido por violencia contra un animal al mantener, supuestamente, relaciones sexuales con su perro. 

Ante las sospechas de que pudieran existir más implicados y más víctimas, la policía continúa con la investigación abierta. De la misma forma, la Fiscalía ha solicitado la colaboración ciudadana. 

Fenómeno Furry

Furries en una reunión
"Furries en una reunión"

Tanto los medios de comunicación, como las autoridades han asociado este suceso con el fenómeno 'Furry', el cual consiste en disfrazarse de mascota o peluche, generalmente en grupo, a modo de juego o pasatiempo. No obstante, esta práctica no está ligada con ningún fenómeno de índole sexual. Es por ello que, tras este escándalo, los defensores de esta práctica hayan salido a la calle para pedir que no se les asocie con los abusos sexuales

La psicóloga y profesora Kathleen Gerbasi, doctora del Community College de Niagara, Nueva York, ha dedicado parte de su investifación a estudiar dicho fenómeno. En relación con este explica: "Ciertamente no describiría esta afición por los disfraces de animales como una fantasía sexual. Creo que la mayoría de los seguidores de esta corriente tienen como fin compartir intereses comunes", concluye la doctora en unas declaraciones para El Español

El doctor Courtney Plante, miembro del mismo grupo de científicos que la doctora Gerbasi, también ha aportado una explicación para este fenómeno: "Pertenecer a este movimiento no supone poseer un fetiche sexual mayor que los fanáticos del deporte o de la ciencia ficción. La gran mayoría de los aficionados furries declaran que su interés no es sexual o no está impulsado predominantemente por el sexo (...) Sólo el 20% de furries posee en realidad un disfraz, que suelen llevar en las reuniones públicas como desfiles, zoológicos o convenciones. Si un fanático del fútbol viola a alguien mientras lleva la camiseta de su jugador favorito, no parece que tenga sentido decir que esa persona tenía un fetiche por el fútbol o que todos los aficionados al deporte son propensos a asesinar y violar", sentencia el experto. 

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