El pasado 23 de julio, el Departamento de Justicia de Estados Unidos presentó por primera vez en la historia cargos contra cuatro empresas con sede en China por producir, distribuir y vender precursores químicos para la fabricación de fentanilo.
La Fiscalía ha asegurado que las empresas eran conscientes que la venta de esos componentes estaba destinada a fines ilícitos. Además de camuflar estos productos para que pasasen las aduanas, sus anuncios estaban dirigidos a fabricantes de esta sustancia en México y EEUU, a quienes daban incluso asesoramiento para transformar los precursores en fentanilo.
La imagen de grupos de personas que deambulan por la calle como zombies es algo que se viene repitiendo desde hace meses en decenas de ciudades estadounidenses. Esto es causado por el fentanilo, droga que ya se ha cobrado la vida de más de 70.000 personas del país.
La analista de El Orden Mundial, Alba Leiva, ha declarado que esto no es comparable a la guerra del opio, en la que el gobierno británico utilizó esta droga intencionadamente contra China: "China no es que haga esto con el fentanilo pero sí que sabe que no le viene mal que Estados Unidos tenga un problema interno tan grave".
Momento de crispación entre Estados Unidos y China
Tres meses antes de esta denuncia, dos ejecutivos de la empresa china Amarvel Biotech viajaron a Tailandia para reunirse con un 'cliente, el cual pagó 5.000 dólares por adelantado por los precursores químicos. Una de las ejecutivas de China declaró: "Tenemos un montón de clientes en América y México, y saben cómo producirlo". Sin embargo, este 'cliente' resultó ser un infiltrado de la DEA, la agencia antidrogas de EEUU. Tras seguir con el trato y adquirir los 210 kilos de precursores en California, los responsables chinos fueron detenidos en Fiji y los precursores decomisados.
Esta droga es 50 veces más potente que la heroína, más fácil de producir que una droga natural y además es más barata. Si para producir opio se necesitan decenas de miles de agricultores y un amplio terreno con acceso a agua, el fentanilo se puede producir con unos cientos de 'cocineros' que ni siquiera necesitan tener grandes conocimientos de química. Según Leiva, "un arma de destrucción masiva". La experta también ha señalado que "si hubiese una mejor relación, también se podrían establecer cauces de negociación o de cooperación para afrontar este problema de forma conjunta".
Según Vanda Felbab-Brown, analista de la Fundación Brookins y autora de uno de los informes más completos sobre el papel de China en el control de drogas sintéticas, "esta inacción no es un accidente". Y ya no solo se habla de inacción, sino que se empieza a sugerir que China podría estar promoviendo de forma discreta la llegada de fentanilo a EEUU para debilitar a la sociedad. "Por decirlo de forma simple, Pekín piensa en la colaboración en la lucha contra los narcóticos como a reflujo de sus relaciones geoestratégicas. A diferencia del Gobierno estadounidense, que quiere desligar el asunto de la geopolítica, China ve la crisis del fentanilo a través del prisma de su creciente rivalidad con Estados Unidos", señala la experta en un artículo publicado en Foreign Affairs.
Aunque la analista no acusa directamente al país, apunta que el régimen chino no tiene intención de frenar la actividad de estas organizaciones criminales amenos que atenten contra los intereses nacionales, lo que da cierta libertad a estas empresas para expandir sus acciones.