La dicotomía moral entre mostrar sexo o violencia en televisión es tan vieja con la peste. Sin embargo, parece que en Estados Unidos las fronteras entre ver o distribuir pornografía y la libre adquisición de armas están bien marcadas. Parece que las recientes masacres en Las Vegas o en el Instituto Marjory Stoneman Douglas de Florida no son suficientes para llegar a prohibir o acotar la posesión de armas.
Los lobbies armamentísticos y la propia NRA, el acrónimo en inglés de la Asociación Nacional del Rifle, a día de hoy tienen demasiado poder y peso en los Estados Unidos. Miles de millones de euros embriagan a cientos de políticos que miran hacia otro lado cuando ocurren masacres por culpa de esta libre adquisición de armas. Eso sí, parece que el sexo y la pornografía, algo tan natural e inherente al ser humano, es un tema tabú y prohibido para algunos de ellos.
La matanza del Instituto Marjory Stoneman Douglas de Florida puso sobre la mesa de la Cámara de los representantes una ley que prohibía terminantemente la venta de armas automáticas y de cargadores de alta capacidad. Un tipo de armamento con un gran poder de destrucción que quedado suficientemente probado. Sin embargo, como era de esperar, esta ley fue rechazada porque, según los senadores republicanos, no se puede acotar lo que consideran como un derecho constitucional, según informa Instinct.
Será más fácil comprar un arma que una película porno
Los senadores republicanos, tras rechazar la ley que prohibía la venta de armas automáticas, deslizaron otra norma que legisla sobre si el porno supone un grave riesgo para la salud pública en el Estado de Florida. Una controvertida norma que dificultará la compra y distribución de porno.
Esa nueva norma propuesta de los republicanos propone ciertos cambios en las políticas de adquisición de pornografía, además de más campañas de educación e investigación. Todo ello para "proteger a los ciudadanos de Florida, especialmente a los adolescentes, de la pornografía ". Ellos consideran que el porno es un elemento pernicioso para la adolescencia. Un problema que, según ellos, es más grave que el uso de armas semiautomáticas.
De hecho, el senador de la bancada republicana Ross Spano, afirmó que hay estudios que revelan cómo la pornografía se vincula con enfermedades mentales, la incapacidad de establecer relaciones sentimentales y, como último, la creación de comportamientos sexuales desviados. Por cierto, decenas de estudios que ni se molestó en aportar al debate.
Los demócratas veían delante de sus ojos cómo los senadores republicanos aprobaban una ley que les parecía totalmente absurda. Y, por el contrario, no se contempló la prohibición de las armas automáticas. Sobre todo, después de las protestas por la matanza del Instituto Marjory Stoneman Douglas.
Una obsesión por la pornografía que hará más difícil adquirir una película porno en una tienda que un arma automática de gran calibre en el estado de Florida. Surrealista.