Está demostrado que los perros también tienen sentimientos, y todavía más con historias como esta. Pebbles es una perrita muy sociable, pero con quien mejor se llevaba era con su hermana Ruby, con la que jugaba a diario y salía a pasear. Pero todo cambió el día en que la perra Ruby fue diagnosticada de cáncer, y murió con solo cuatro años, según Upsocl.
Cuando Ruby no volvió a acostarse en su sitio favorito, Pebbles notó enormemente la ausencia de su amiga. Seguía empujando la pelota con la que solían jugar, pero esta vez nadie le seguía el juego.
![Pebbles siguió jugando con la pelota que usaba con Ruby](https://www.losreplicantes.com/images/articulos/1000/1856/1.jpg)
La familia que adoptó a ambas trató de ayudar a que Pebbles se despidiera de su amiga y que siempre guardara recuerdo de ella. Conservaron las cenizas de Ruby y pusieron su collar en una mesa para que Pebbles sintiera que estaba cerca de ella.
![Las perritas siempre estaban juntas](https://www.losreplicantes.com/images/articulos/1000/1856/2.jpg)
Al cabo de unos días, Pebbles pareció por fin haberse despedido de su amiga, y comenzó a recuperar la energía, volviendo poco a poco a ser la misma de antes. Pebbles nos ha enseñado que los perros muchas veces tienen más sensibilidad que los propios seres humanos.