El corazón se acelera, la respiración aumenta de frecuencia, entramos en un punto culmen... y alcanzamos el cielo. Sí, se trata de un orgasmo y es uno de los placeres de la vida.
Ahora, un grupo de expertos de la Universidad de Rutgers (Estados Unidos), ha decidido analizar el cerebro de cinco mujeres que han tenido un orgasmo dentro de un escáner de resonancia magnética (el sitio menos adecuado para concentrarse en el asunto, hay que reconocerlo). Y gracias a ellas hemos podido conocer qué es lo que sucede en el interior de nuestro cerebro cuando experimentamos esta sensación tan placentera.
Esta es la imagen de nuestro cerebro cuando estamos en pleno momento culmen. Échale un vistazo y te explicamos qué es lo que está sucediendo:
Como has podido comprobar, el movimiento de colores muestra que la persona no se encontraba precisamente reposando. Eso sí, cada uno de ellos muestra una función de nuestro cerebro que deberías conocer para comprender qué es lo que realmente está sucediendo.
Así, el color rojo indica un nivel bajo de oxígeno en el cerebro y el amarillo una presencia muy alta de O2, lo que indica que la actividad es baja o alta en función de las necesidades.
Como se puede comprobar en las imágenes obtenidas, el orgasmo comienza en la parte posterior del cerebro (sobre todo en el córtex sensorial). Este es el inicio, ya que las zonas dedicadas a las funciones del tacto, la temperatura o la propia posición del cuerpo están sobreexcitadas.
Rápidamente, la actividad cerebral comienza a aumentar de forma destacada y en un breve período de tiempo más de 80 regiones de nuestro cerebro se encontrarán en pleno rendimiento.
Poco a poco, el aumento de actividad también alcanzará la región del sistema límbico, muy importante en torno a la memoria y sobre todo, las emociones. Por todo ello, el vínculo con la persona con la que estamos manteniendo las relaciones sexuales se estrecha.
Sin embargo, el mayor pico se da en el momento en el que el cerebro comienza a liberar oxitocina, una hormona que está involucrada en el reconocimiento y establecimiento de relaciones sociales, y que está involucrada en la creación de relaciones de confianza y generosidad.
Como podemos ver en la parte final del vídeo, este incremento de la actividad termina estallar e inundar al completo el cerebro, algo que podemos observar en la parte final de las imágenes, cuando el órgano prácticamente cambia de manera inmediata de rojo a amarillo. La actividad cerebral en este momento es máxima y por ello el cerebro precisa de una cantidad de oxígeno considerable.
Un experimento por casualidad
La finalidad de este experimento era la de comprobar si las personas con lesiones de médula espinal podían continuar experimentando orgasmos a pesar de estar completamente inmovilizadas de cintura hacia abajo.
Los investigadores pudieron concluir que sí, ya que vieron cómo la actividad en el cerebro era prácticamente similar a la de una persona que no padece este problema.
Así, el orgasmo llega al cerebro después de estimular la zona genital a través de un largo nervio que se extiende hacia la pelvis. Anteriormente se creía que el orgasmo subía a través de la propia médula espinal de las mujeres, pero con este experimento pudieron comprobar que la idea era completamente equivocada.
El encargado de realizar esta comunicación es el denominado 'nervio vago', un nervio craneal que también conecta el cerebro con la faringe, el esófago, la laringe, la tráquea, la larigne, los bronquios, el corazón, el estómago, el páncreas o el hígado.
Este estudio no está homologado para hombres, pero se considera que la situación puede ser similar. Sin embargo, queda la creencia popular: ya sabéis donde se dice que tienen realmente el cerebro.