Al contrario de lo que se consideraba como cierto, también desde el ámbito científico, los espermatozoides humanos no nadan haciendo oscilar la cola de un lado hacia otro.
En realidad, la creencia parte de una simple ilusión óptica que ha desenmascarado un equipo de investigadores de Bristol gracias a las matemáticas y la microscopía en 3D más avanzadas.
El estudio ha aparecido en la revista Science Advances. Sus autores afirman que la cola os espermatozoides en realidad está torcida, es torpe y solo se mueve por un lado, como indica el doctor Gadelha, jefe del Laboratorio de Polímeros del Departamento de Matemáticas de Ingeniería de Bristol.
Con todo, los espermatozoides han conseguido descubrir que, si ruedan sobre sí mismos mientras nadan, consiguen enderezar su desplazamiento y, con ello, lograr su objetivo de alcanzar la fecundación.
La complejidad del movimiento
En realidad, el movimiento de los espermatozoides es complejo, evidencia una gran evolución a lo largo de la historia y, también, explica la dificultad a la hora de fecundar un óvulo.
El movimiento que emplean es el siguiente: la cabeza del espermatozoide gira, al mismo tiempo que la cola gira en la dirección de la natación. El doctor Gadelha señala: "Esto se conoce en física como precesión".
Este descubrimiento desmonta la creencia que se ha mantenido durante los últimos 300 años, objeto de las observaciones de Antoine van Leeuwenhoek, que describió al esperma como "una cola que se mueve como una serpiente, como las anguilas".