África es un continente muy rico en materias primas y potencial económico, pero su situación dista de alcanzar sus posibilidades. El constante expolio al que se ha sometido a su población, con la financiación de guerras que han dividido a sus ciudadanos, ha llevado a incrementos notables de subdesarrollo, pobreza y violencia.
Seis décadas después de que el continente comenzara su proceso de descolonización, sin embargo, algunos países han comenzado a desarrollar una pujante clase media. Y a convertirse en la esperanza para todo un territorio que busca salir de un abismo traducido en la necesaria obligación de abandonar sus tierras y, en muchas ocasiones, jugarse la vida en un largo tránsito hacia Europa, a costa de la acción de las mafias y el peligro que supone el mar.
Todavía es pronto para hablar de países desarrollados en términos plenos, pero la perspectiva de muchas naciones invita a la esperanza en algunas naciones que pueden convertirse en la locomotora futura de todo un continente que busca alcanzar la prosperidad.
1 Sudáfrica
Sudáfrica fue uno de los primeros países del continente en alcanzar la independencia en 1910 y actualmente mantiene la economía más desarrollada de todo el continente. Su estructura económica es la de un país desarrollado, algo que se traduce en una primacía del sector servicios, algo poco común en África.
Sudáfrica está considerada como una de las grandes economías emergentes del planeta desde comienzos del siglo XXI, aunque también ha sufrido una fuerte desaceleración desde 2013. Esta nación destaca, además, por la gran presencia de recursos naturales.
El 64% de su población es urbana. Ahora, su gran reto es dar salida a los millones de personas sumidas en la pobreza, en un país donde las desigualdades económicas todavía son amplias. Tampoco cabe olvidar los rescoldos del apartheid, que todavía se traducen en desigualdades raciales.
2 Argelia
Argelia mantiene datos que señalan una situación mucho más positiva que la vivida durante sus años precedentes. El país tiene una escolarización que supera el 98% y una esperanza de vida de 77,6 años. Argelia ha dejado atrás años de guerras y terrorismo, manteniéndose prácticamente al margen de las olas de inestabilidad que han sacudido al mundo árabe durante la última década.
Esta nación del norte de África ha aprovechado su estabilidad política para desarrollar su economía, sustentada principalmente en sus reservas de gas y petróleo. A pesar de todo, esta dependencia de los recursos energéticos es uno de sus retos, ya que el país ha vivido crisis económicas, como la acontecida en 2016, por el descenso de precios de las materias primas.
3 Nigeria
Nigeria cuenta, entre otros aspectos, con una fortaleza: sus 188 millones de habitantes, una cifra que además crece a un ritmo muy alto. Su economía representa más del 30% del PIB subsahariano y cuenta con importantes recursos naturales, como el petróleo.
Destaca, además, de su gran tamaño, la presencia de una economía local diversificada, con un sector manufacturero dinámico que servirá como destino de exportación de la región, así como fuente de productos manufacturados.
Más del 90'% de sus exportaciones se corresponden con la industria petrolífera y, a pesar de que el país vive en una democracia nominal desde 1999, muchos ciudadanos todavía no han disfrutado de los dividendos del sistema. De hecho, Nigeria tiene el mayor número de personas en pobreza extrema en el mundo, 87 millones.
El país no ha alcanzado su potencial, a lo que se unen algunos conflictos armados, como la insurgencia de Boko Haram, franquicia local del Daesh, en el noreste del país, donde muchos jóvenes se sienten abandonados por el sistema y terminan reclutados por grupos extremistas.
La violencia y las altas tasas de pobreza son los principales retos de este país subsahariano, que ha sido un actor clave en la región, con un papel determinante en procesos de paz que pusieron fin a las guerras de Guinea Conakri, Liberia o Sierra Leona; así como una transición pacífica en Gambia tras unas disputadas elecciones.
4 Botsuana
Botsuana está lejos de alcanzar la economía de otros países mencionados en este artículo pero, sin embargo, ha conseguido unos resultados muy destacables para una nación de tan solo 1,8 millones de habitantes. Para ello, ha sido fundamental su capacidad para aprovechar sus riquezas minerales en su propio beneficio.
El país enfrenta retos, como las sequías crónicas o la escasez de energía, que han supuesto lastres a la hora de desarrollar su economía. Su estabilidad política, sin embargo, es un activo a la hora de conseguir nuevas inversiones que permitan a Botsuana convertirse, en el futuro, en una economía desarrollada.
5 Etiopía
Etiopía ha experimentado un profundo cambio desde la llegada de Abiy Ahmed al poder. Su nombramiento ha derivado en todo tipo de reformas democráticas que han sorprendido a los observadores internacionales y han impulsado la democratización del país.
El primer ministro ha apoyado la libertad de los medios de comunicación, ampliado libertades civiles y ha nombrado un gabinete con gran equilibrio en materia de género. La comunidad internacional, sin embargo, presiona para que impulse un alto el fuego en la región de Tigray, en el norte del país, contra los rebeldes del Frente Popular de Liberación de Tigray, que ha llevado a ataques aéreos de su Ejército dejando numerosas víctimas civiles.
El país ha encabezado en África la creación de parques industriales centrados en la exportación y está creando políticas para atraer empresas mediante políticas industriales e incentivos económicos, con sectores como el cuero, textiles, ensamblaje de automóviles o el procesamiento agrícola.
Etiopía ha abierto su economía y ha aumentado sus lazos comerciales con países vecinos, como Yibuti, Kenia, Somalia, Sudán del Sur o Sudán, buscando una mayor integración regional y favoreciendo la cooperación entre naciones.
6 Egipto
Egipto es el país árabe más poblado del mundo, con casi 100 millones de habitantes. Destaca la gran diversificación que mantiene su economía, con amplia presencia del sector servicios, en especial su industria turística, y una reducción en el peso del sector primario, la agricultura.
Hay que reseñar también su esperanza de vida, que alcanza los 71 años, convirtiéndose en una de las más elevadas en todo el continente. Su nivel de desarrollo económico, sin embargo, no alcanza los niveles de Sudáfrica, pero el país se ha convertido en uno de los principales receptores de inversiones del mundo y su PIB se encuentra en crecimiento.
Lastra al país la fuerte inestabilidad política reciente, consecuencia de una mala consecución de las Primaveras Árabes, que ha terminado con una autocracia dirigida por el Gobierno del general Abdul Fatah al Sisi, con amplios poderes en todas las capas.