Portugal se ha erigido como uno de los referentes en la gestión de la pandemia, pero la aparición de un rebrote en el área de Lisboa ha llevado a devolver al confinamiento a 19 distritos de la zona.
Todas las zonas afectadas (una de ellas dentro de la capital y el resto en el área metropolitana) son zonas populares donde principalmente trabajan empleados de la construcción y otros sectores que no cuentan con la opción del teletrabajo. En concreto, hay 700.000 personas en la zona que ahora solo pueden salir para trabajar, comprar medicinas o ir al supermercado.
La situación llega en el peor momento para Portugal: cuando necesita la llegada de turistas y cuando espera beneficiarse del altavoz que implica ser sede de la final de la Champions.
La imagen del país, modélico por su gestión durante la primera ola, ahora se resiente: es el segundo país de la Unión Europea con la ratio más alta de nuevos contagios por 100.000 habitantes, superado solo por Suecia.
¿Qué ha fallado en Portugal para verse en esta situación? ¿Hasta qué punto nos exponemos en España a la aparición de rebrotes? ¿Vamos a volver a vivir un nuevo confinamiento, aunque sea por zonas en vez de todo el país?
Las dudas entre los expertos
No hay un consenso en estos momentos sobre qué ocurre en Lisboa. El Gobierno ha puesto varias cartas sobre la mesa, especialmente en el transporte público, donde la sobrecarga que se ha registrado durante los últimos días (y la incapacidad de mantener la distancia social en su interior) han podido ser determinantes en este brote.
El Ejecutivo luso también señala que los casos que están apareciendo ahora también están influidos por el aumento en el número de test. Portugal es el sexto país de la UE en número de pruebas realizadas por millón de habitantes: "No escondemos números, no guardamos números por la conveniencia de tener la Champions en una disputa con otros países, hicimos los test que debían ser hechos y que las personas quisieron hacer libremente", ha asegurado el presidente de la República Marcelo Rebelo de Sousa.
Pero no, no todo se debe a la realización de test. El transporte público se está evidenciando como el mayor de los problemas, lo que lleva a ralentizar la fase de desescalada y estudiar nuevas medidas para evitar las aglomeraciones en el sistema.
La nota positiva de esta crisis que vive Portugal se encuentra en la naturaleza del brote: todo apunta a que no hay segunda ola por el momento, que el rebrote se ha controlado, tarde (se había registrado el incremento desde hacía semanas), pero controlado.
Sin embargo, la sanidad se resiente. Las UCI están registrando una saturación cercana al 90% en algunos hospitales y el riesgo de colapso es evidente. Por el momento, la cuarentena se antoja como única opción. Después, la concienciación, sobre todo entre los jóvenes, a quienes la menor percepción del riesgo les lleva a ser menos precavidos con las medidas de seguridad.
Pero la duda queda. ¿Cómo se va a afrontar la vuelta definitiva a los puestos de trabajo, cuando se vaya abandonando la opción de desempeñar las labores desde nuestros domicilios?
En Madrid, por ejemplo, se está haciendo con un fuerte control del aforo en el transporte público. En los andenes, cuando una estación registra un determinado número de viajeros, los tornos se bloquean y no se permite el paso hasta que el tren ha recogido a quienes están en el andén. Es una buena alternativa para evitar estas aglomeraciones, pero todavía hay que esperar para comprobar si realmente será efectiva para evitar la aparición de nuevos brotes.
