El euro llegó a nuestras vidas el 1 de enero de 2002. Una fecha señalada para casi todo el continente europeo cuando dieciséis países de la Unión Europea abrazaron la nueva moneda única como método de pago. Desde entonces, ha habido muchos cambios en Europa. Nuevos gobiernos, nuevas políticas de inmigración, nuevas crisis económicas... pero lo que no ha cambiado es el recuerdo por las pesetas de parte de los españoles. Eso o la pereza a la hora de cambiar son las dos únicas explicaciones ante el sorprendente dato que ha dado recientemente el Banco de España.
Según lo publicado por la entidad en el mes de julio, los españoles aún guardamos 1.646 millones de euros en pesetas sin cambiar en nuestras casas. Específicamente 846 millones de euros en billetes y 800 millones de euros en monedas de peseta. O lo que es lo mismo, 273.000 millones de (las antiguas) pesetas. Para ponernos en perspectiva, esa cantidad de dinero es lo que recortó el gobierno de Mariano Rajoy en la financiación de energías renovables, la capitalización bursátil de algunas compañías del IBEX 35 según recuerda El Confidencial o lo que, según los expertos, pierde el sector audiovisual por la piratería. Esta inmensa cantidad de dinero está aún guardado en los hogares de todos los españoles.
A pesar de las cifras publicadas por el Banco de España, hay un pequeño motivo de alegría. Estos 1.646 millones de euros en pesetas eran 1.647 millones en junio y 1.857 millones en el mismo período hace un año. Es decir, desde 2015 el número de pesetas sin canjear a euros ha descendido en 11 millones de euros por lo que, poco a poco, los españoles están dejando atrás las pesetas.
Pero, ¿cómo es posible que haya tanta cantidad de dinero en pesetas aún sin ser cambiada a la ya no tan nueva moneda? Como decíamos, el recuerdo o la pereza a la hora de hacer el canjeo pueden ser factores muy determinantes. En 2002, cuando el euro se implantó, los españoles pudimos cambiar nuestra cantidad de pesetas por la moneda única desde enero de ese año hasta el 30 de junio en cualquier entidad financiera. A partir de dicha fecha, cualquier ciudadano con pesetas en su haber debía (y debe) cambiarlas en el Banco de España, situado en pleno centro de Madrid.
Quizás, la lejanía del edificio donde se hace el trámite financiero dependiendo de la zona de residencia o el recuerdo de tener esa moneda de 25 pesetas o ese billete de 1.000 hace que la cifra de divisas sin canjear no baje lo suficiente como espera el Banco de España. Porque si sacamos calculadora, eso implica que cada español tiene cerca de 6.450 pesetas en su haber. Lo que cada uno haga con ellas ya es cosa suya.