La desescalada de la mascarilla es uno de los debates que se plantean con el avance de la vacunación y con el buen avance de la situación epidemiológica que se aprecia mientras se están relajando las restricciones impuestas durante el último año por la pandemia del coronavirus.
El uso de este elemento sanitario se ha evidenciado como una de las barreras más efectivas a la hora de evitar contagios: más de un 90% de posibilidades de frenar una infección. Sin embargo, a mayor población inmunizada, el SARS-CoV-2 encuentra dificultades para dispersarse entre nosotros.
La duda se cierne en estos momentos en cómo actuará la población cuando se efectúe la desescalada de la mascarilla. ¿Se repetirán imágenes similares al momento en el que se desactivó el estado de alarma, en el que cundió la euforia?
Parece que no: un 71,8% de los participantes en el estudio Tendencias Cofares, titulado "Un año de Covid-19 (III): Hábitos sobre el uso de la mascarilla", de la citada distribuidora farmacéutica, señala que seguirían empleando las mascarillas como medida de protección.
El uso que darían a la mascarilla
A pesar de todo, el uso de la mascarilla cambiaría. Se impone el patrón que veíamos en algunos turistas orientales y que, antes de la pandemia, generaba un choque cultural considerable. Siete de cada 10 encuestados señalan que, aunque no sea obligatoria, no rechazarán la mascarilla y la utilizarán en ocasiones de contagio elevadas como el transporte público y hospitales.
Además, creen que hay épocas donde su uso es más recomendable, como las épocas de gripe o las alergias primaverales. De hecho, este año prácticamente no ha habido rastro de gripe común, por lo que esta patología podría verse reducida si hay un incremento en el uso de mascarillas en lugares altamente frecuentados.
Si atendemos a grupos de edad en el estudio, los más jóvenes son quienes más se han adaptado al uso de las mascarillas: el 74,2% del grupo 18-25 años el 67,3% del grupo 26-35 años; el 60,7% del grupo 36-55 años y el 65% de los mayores de 55 años.
En cuanto a la tipología de mascarilla, las FFP2 destacan como preferidas para un 41,5% frente a las quirúrgicas, por las que se decanta el 37%. Las de tela,, finalmente, son las preferidas para el 21,5%. Hay que destacar que estas últimas no son artículos sanitarios y no ofrecen la protección más adecuada en la mayoría de casos, por lo que debemos estar muy pendientes de los etiquetados de los productos.
En cuanto a las Comunidades Autónomas, hay dos que se decantan por la mascarilla FFP2, que son Murcia (54,3%) y Valencia (53,4%); a las que siguen Cantabria (50%), Extremadura (48,1%) y Andalucía (46,8%). El estudio ha contado con una muestra de 1.000 personas, con encuestas a una población de 18 a más de 55 años, con cuotas por sexo, edad y zona de manera representativa a nivel nacional. Las entrevistas se realizaron entre el 23 de febrero y el 1 de marzo de 2021.
