En los últimos años, los movimientos populistas están aumentando su discurso entre los ciudadanos a pie, y discursos extremistas como la negación del cambio climático, el miedo a las vacunas o el envenenamiento de los alimentos, son cada vez más comunes.
El odio a las instituciones académicas y el apoyo de estos extremismos por parte de personas poderosas e influyentes como Donald Trump o Elon Musk solo aumenta la llama de estas ideologías. Trump, quien recomendó "inyecciones de desinfectante y rayos de sol" en la pandemia del covid-19, ha mencionado que el "instinto natural y el sentido común" estará siempre por encima de los "inútiles" conocimientos científicos.
Otro mandatorio que se ha enfrentado a las instituciones científicas ha sido el presidente argentino Javier Milei, quien ha hecho referencia a los científicos como personas que "creen que tener una titulación académica que los vuelve superiores".
El populismo a escala
Un estudio realizado por la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) ha enseñado en una escala la relación entre los ciudadanos españoles y el populismo científico. El 71,4% de los encuestados se encuentran en la mitad inferior de la misma, un 25% en un punto intermedio y solo el 3,6% de la población en la parte superior. Esta minoría habla de un "conocimiento verdadero" de la gente por encima de las instituciones científicas que se mueven por "intereses personales".
Los niveles de populismo no se ven influenciados por la edad ni por la zona en la que viven los encuestados según se observa en la investigación. Las personas con estudios universitarios demuestran una media algo más baja en la escala y la relación la religión y el nivel de involucración con la ciencia si que afecta en los niveles de populismo.
La investigación trabaja otros casos dentro del populismo científico como la imagen sobre las vacunas o nuevas tecnologías como la energía nuclear y los trenes de alta velocidad. El 35,6% creen que las compañías farmacéuticas ocultan los peligros de las vacunas y un porcentaje algo inferior afirma que se miente al hablar de su eficacia.
Dentro de estos distintos apartados de investigación se han hecho preguntas de afirmaciones y negaciones para entender las posiciones de los ciudadanos. Ante la frase "si una persona no se vacuna puede enfermar de sarampión", un 9% dice que no está de acuerdo. Un 7,4% dice que no está de acuerdo con esta otra: "las vacunas son necesarias para proteger la salud". Demostrando con algunas de estas preguntas el rango de negacionismo en España.
Españoles abiertos a algunos cambios
La investigadora de la Universidad Complutense de Madrid, Celia Díaz, ha comentado que los españoles son receptivos con nuevas tecnologías como el tren de alta velocidad o los aerogeneradores pero rechazan la energía nuclear, la experimentación médica y la robotización de los trabajos.
Muchos de los encuestados piensan que los científicos deberían comunicar su trabajo al público pero, de la misma manera que se busca algo más de transparencia, la gente demuestra un gran apoyo a la inversión para la investigación científica.
Como conclusión, Díaz declara que : "Una mayoría de personas está de acuerdo con que la investigación tiene un papel muy relevante que jugar en nuestra sociedad, pero en cierto modo se sienten excluidas. Piensan que la investigación no aborda temas que son importantes para ellos y consideran que los científicos no tienen en cuenta otras opiniones.".
La investigadora cree que la ciencia debe ser más cercana a la población para que las personas sean capaces de entenderla y de encontrar la utilidad en ella, tratando problemas reales del ciudadano a pie y mejorando su comunicación.