Somos líderes. España es líder en el fútbol europeo, somos los que más dificultades tenemos para formar un gobierno, los que más gritamos al hablar... La idiosincrasia del país donde vivimos tiene muchos matices positivos y negativos, pero parece que sobre todo nos gusta dar la nota. El próximo 26 de junio toca volver a las escuelas para introducir una papeleta llena de.... ¿esperanza? Quién sabe qué pasara con la próxima legislatura, pero desde luego tenemos un problema que deberíamos intentar paliar de tajo antes de sumirnos en otros menesteres.
Mientras seguimos preocupados por enviar o no propaganda electoral por correo ordinario, hace unos días conocíamos la fulminante información de que España es líder, una vez más, de la Unión Europea... en fracaso escolar. Vamos, que de todas las naciones que forman parte de la UE estamos en la cabeza de aquellos que más alumnos cuentan sin terminar los estudios obligatorios (o que los dejan justo en este punto).
De cada diez, dos se quitan la mochila
Comencemos por un dato que puede resumirlo todo rápidamente: uno de cada cinco alumnos en España deja de formarse académicamente el día que recibe su título de la ESO. Tal como informa Eustat, seguimos con la medalla de oro en este poco agradable podio, pues se trata de casi un 20% del alumnado diciendo adiós a las mochilas y los libros con tan solo dieciséis años.
Ahora bien, ¿cómo está el resto? Los últimos datos publicados indican que la media en la Unión Europea está en el 10%, uno de cada diez; por su parte, el objetivo fijado por Bruselas para el año 2020 es que España se consiga situar en el 15%, pero eso es difícil viendo cómo evolucionan nuestros datos porcentuales durante el último lustro. Si nos fijamos en los sexos, los hombres encabezan de lejos la lista con un 24% del total dejando los estudios tras la ESO, mientras que en el caso de las mujeres es mucho menor, del 15,8%.
Como punto positivo, hay que decir que durante este curso la situación ha mejorado en un 1,9%. Se mire como se mire, duplicar la media comunitaria es lamentable para un país con una cultura como España. El país patrio sigue dando pasos en frente tras haber reducido diez puntos en tan solo una década su tasa de abandono escolar, pues una década atrás estábamos con el 30,3%... Ahora es, tan solo, del 20%.
Para que os hagáis una idea, estamos comparándonos con países como Malta y Rumanía, con un 19.8% y un 19.1% respectivamente. A partir de aquí se pega un salto significativo donde es Italia quien toma esta patata caliente; quizá debamos echar un ojo a lo que están haciendo países como Chipre, Eslovenia, Polonia o Croacia, quienes rozan el 5% de abandono escolar.
Cambios, pero... ¿Por dónde empezar?
Personalmente llego a una conclusión como futuro docente y que quizá tenga sentido. Aquellos que llevan ya unas cuantas décadas en esto me han dicho con mucho apego y abatimiento que lo único que no puede perder España es su cultura, porque si se sigue dando de lado un aspecto fundamental que ha acompañado durante siglos a esta nación, vamos a sumirnos en la pobreza; pero no en la pobreza económica, sino en la pobreza social. No solo vale el jamón, el vino y las fiestas cada sábado; hay que cultivar la visita a las bibliotecas, coger más el libro que el smartphone y visitar más el los museos que 'Los 100 Montaditos'.
No me malinterpretéis, no es un intento de demagogia sino un reflejo de lo que tenemos en la calle. Los niños que ahora van con un cigarro en la mano con quince años realmente no tienen la culpa de estar equivocándose, sino que somos los responsables de esas generaciones los que debemos ponernos de acuerdo para ver cómo se plantea la enseñanza de estos.
Implantando una ley educativa sin haber sido consensuada con absolutamente nadie como es la LOMCE no avanzamos, y con precios y tasas universitarias que no dejan de crecer -también tenemos la universidad pública más cara de Europa, no os creáis que no-, vamos a mejorar muy poco.