En la actualidad, en España se estima que hay entre 2,7 y 2,8 millones de alarmas instaladas en viviendas y establecimientos comerciales, lo que nos sitúa a la cabeza como el país europeo con más alarmas. A nivel mundial, es el cuarto, por detrás de Estados Unidos, China y Japón.
Este sector representa un negocio que genera alrededor de 2.000 millones de euros anuales, según datos de la Asociación Profesional de Compañías Privadas de Servicios de Seguridad (Aproser). Nunca antes en la historia de nuestro país se había registrado un interés tan marcado por este producto.
¿Por qué se dan estas cifras -que no paran de crecer- en un país que en comparación con otros tiene un menor nivel de población, un bajo nivel de delincuencia y una mayor proporción de residentes en pisos frente a viviendas unifamiliares?
Los ciudadanos tenemos miedo y las empresas de alarmas han visto aquí el filón perfecto para hacer negocio. Detectores de acceso, paneles de control y llaves inteligentes, fotodetectores, conexión a central de alarmas 24 horas, carteles disuasorios y una app para manejar la alarma desde cualquier ubicación en tiempo real. Esto es lo que ofrece Securitas Direct, la empresa líder de alarmas en España, a los clientes que contratan sus servicios.
Pero, ¿de qué tenemos miedo? La okupación
Según datos del Ministerio del Interior, los robos con fuerza en domicilios han disminuido aproximadamente un 36% y en establecimientos un 17% entre 2016 y 2020, lo que indica que la criminalidad en España ha bajado.
Una palabra clave: okupación. Y es que, aunque nuestro país es uno de los que menor tasa de okupación tiene, los casos han aumentado entre 2015 y 2020 un 40%. Aunque es necesario tener en cuenta que la mayoría de estos delitos se llevan a cabo en pisos vacíos cuyos propietarios son bancos o fondos de inversión, el miedo está presente.
Es importante identificar cómo los discursos de los políticos y medios de comunicación han influido en nuestra sensación de miedo e inseguridad.
Por una parte, los políticos, buscando rédito electoral o promoviendo agendas particulares, han utilizado este tema para ganar apoyo popular, prometiendo medidas más duras contra la okupación.
Por otra, los medios de comunicación, en ocasiones han amplificado estas posturas, destacando casos extremos y generando un clima de temor generalizado.
