Los uigures, uygures o uighures son un grupo étnico que vive en las regiones del noroeste de China. Lo acontecido actualmente se ha descrito como una de las peores crisis de derechos humanos en el mundo: se ha detenido de forma arbitraria en campamentos a más de un millón de musulmanes uighures en Xinjiang, también al noroeste de China.
Según el gobierno, los campamentos son centros de capacitación vocacional, aunque unos documentos que se filtraron, conocidos como Cables de China, confirmaron lo que el todos sospechaban: los campamentos son centros de reeducación del Partido Comunista, en los que obligan a los uighures a abandonar su religión e idioma tradicionales.
La persecución a los musulmanes uighures ha sido abrumadora, ya que casi un millón de miembros de este grupo minoritario ha sido detenido durante los últimos años. Además, el programa de reportajes de la cadena estadounidense ABC, 'Four Corners', ha evidenciado que los uighures también son forzados en fábricas, en las que elaboran productos textiles para marcas reconocidas a nivel mundial.
En el reportaje se habla de seis marcas que se benefician de estos trabajos forzados: Target, Cotton On, Dangerfield, Jeanswest, Ikea y H&M.
La respuesta de las empresas
Las grandes empresas no han tardado en pronunciarse. Un portavoz de Cotton On declaró a Business Insider que, tras descubrir estos hechos, están llevando a cabo una investigación por su cuenta. Además, confirmó que una de las fábricas en las que elaboran los productos, Litai Textiles, es una compañía subcontratada por uno de sus proveedores.
"Tras haber rastreado y auditado el 100% de nuestros proveedores directos, nuestro plan es continuar ampliando esta investigación a niveles posteriores de nuestra cadena de suministro, incluidos las subcontratas de materias primas, telas y otros materiales, como Litai Textiles", añadió.
Asimismo, mantuvo que la política de Cotton On tiene "tolerancia cero" hacia cualquier forma de esclavitud, en la que se incluyen estos trabajos forzados.
Sin embargo, la empresa australiana no fue la única en pronunciarse: un portavoz de Target confirmó que uno de sus proveedores directos utiliza "una pequeña cantidad de hilo de algodón" de una de las fábricas de propiedad de Huafu, fabricante que también aparece en el reportaje de ABC. "Como parte de nuestro Código Ético de Proveedores, Target se toma muy en serio cualquier infracción de este código, esto incluye cualquier denuncia de trabajos forzados".
Por otra parte, un portavoz de Jeanwest aseguró que no se sirve de "ninguna fábrica de corte o de tapizado" que opere en la provincia, aunque son incapaces de negar que se hayan abastecido con el algodón producido en Xinjiang.
Ikea y Dangerfield declararon haberse aprovisionado con algodón de Xinjiang, aunque también admitieron no estar al corriente de ningún tipo de trabajo forzado. Ikea, además, quiso enviar un comunicado. Este es su contenido íntegro:
"En IKEA no toleramos bajo ningún concepto los trabajos forzados dentro de nuestra cadena de valor y siempre trabajamos respetando la seguridad y los derechos de nuestros colaboradores siguiendo IWAY, nuestro código de conducta destinado a proveedores.
En la actualidad, no contamos con ningún proveedor directo de IKEA en Xinjiang, nuestros proveedores sí cuentan con proveedores en la región y alrededor de un 15% de nuestra demanda de algodón proviene de China, de la región de Xinjiang. En IWAY también se establecen los requisitos relativos al cuidado al medio ambiente y a las condiciones laborales y sociales de los proveedores subcontratados.
No tenemos conocimiento de que se realicen trabajos forzados entre nuestros subcontratistas en China, pero nos vamos a tomar muy en serio estas acusaciones y realizaremos una investigación en profundidad al respecto".
Gravísimas condiciones
La investigación elaborada por el programa no solo muestra los trabajos forzados, sino que ahonda en algunas historias personales de aquellos uighures que viven en estas condiciones. Una mujer narró cómo había sido forzada a limpiar la fábrica después de que su mala visión provocara que le fuera imposible hacer bordados complicados.
Sin embargo, esto se remonta, al menos, a 2016. Desde entonces más de una veintena de mezquitas han sido destruidas en Xinjiang, mientras que millones de musulmanes han sido recluidos en campos de concentración. Todos estos hechos forman parte de la cruzada que mantiene el gobierno chino contra el islam, a pesar de que en Xinjiang más del 50% de la población está compuesta por uighures y kazajos, que profesan la religión musulmana y utilizan el alfabeto árabe.
Eso sí, en China el islamismo supone poco más del 1%, pero la práctica de esta religión está prohibida en todo el país y actualmente se persigue a todos los creyentes por este único motivo.
Generalmente, los seguidores del islam son férreos opositores al gobierno chino, y esta es la razón por la que decidieron retenerles en campos de concentración: cambiar su visión. Allí están obligados a estudiar y se les somete a un régimen de autocrítica junto a diversas torturas.
No obstante, el portavoz de asuntos exteriores del gobierno chino, Geng Shuang, mantuvo que estas informaciones son "totalmente contrarias a los hechos" y destacó que Xinjiang es políticamente estable, un lugar en el que la gente "vive y trabaja en paz", a pesar de que el documental ha conseguido demostrar que es totalmente falso.