La vertiginosa caída de Podemos en todas las encuestas pone en serio riesgo el futuro de la formación morada. El partido de Pablo Iglesias ha pasado de soñar con el 'sorpasso' al PSOE en 2015 a quedar como cuarta e incluso quinta fuerza política en el Congreso de los Diputados en todos los sondeos.
Los números son determinantes. Si en 2016 obtuvo un total de 65 escaños, la última encuesta elaborada por GAD3 para el diario ABC reduce sus perspectivas electorales a una horquilla situada entre los 28 y 30 escaños.
¿Qué sucede con Podemos? ¿Por qué se está hundiendo en las encuestas? ¿Hacia dónde va el partido de Pablo Iglesias? ¿Realmente se está descomponiendo la formación morada, como señalan muchos analistas?
En este artículo vamos a analizar los errores en la estrategia de Pablo Iglesias y las consecuencias que podrían derivarse de cara a la próxima legislatura.
1 La gestión de la crisis catalana
Sin duda, la verdadera perdición de Pablo Iglesias ha sido la gestión de la crisis catalana. La cena que el líder de Podemos concretó con el empresario Jaume Roures y el representante de ERC en el Parlament Oriol Junqueras, en el verano de 2017, sirvió para organizar su estrategia de cara a lo que se avecinaba para el 'otoño caliente' de ese mismo año.
La ambigüedad inicial ante la primera DUI suspendida por Puigdemont el 11 de octubre y la defensa de un referéndum tras la aplicación del artículo 155 llevó al inicio del declive electoral y la salida de algunos de los fundadores del partido como Luis Alegre o Carolina Bescansa, que criticaron públicamente la postura de la formación, pidiendo que Podemos "hable más a España y no sólo a los independentistas". Por cierto, la portavoz del Ayuntamiento de Madrid expulsada de Podemos, Rita Maestre, ha llegado a vincular la mala gestión de esta crisis con el ascenso de la ultraderecha: "La crisis catalana ha afectado en las elecciones y es algo evidente, por eso entiendo lo que ha pasado con VOX", llegó a declarar ante los micrófonos de Onda Cero.
Iglesias, lejos de rectificar, declaró que su "proyecto de España", conseguía "seducir" a los votantes. Sin embargo, la bajada en las encuestas llevó a todo tipo de virajes, con Pablo Echenique colocando la bandera monárquica en su perfil de Twitter y finalmente volviendo a la misma postura del inicio: hablar de "presos políticos" y pedir un referéndum de autodeterminación.
El problema de estos movimientos es doble. Primero, hace perder su feudo en Cataluña, donde ganaron en las generales de 2016, porque su postura hace que el votante opte por el original antes que por la fotocopia, en especial por ERC, que ahora gana en esta comunidad autónoma (ahí tienen los casos de los tránsfugas Dante Fachín y Elisenda Alemany como ejemplo). Segundo, que optar por esta posición en un debate tan dirigido por un sentimiento como cualquier cuestión nacional, hace bastante improbable vender un proyecto en lugares situados fuera de Cataluña como, por ejemplo, Soria, Madrid o Murcia, donde se podría haber conseguido ascensos.
2 El problema de la disidencia interna y la expulsión de miembros con experiencia de gobierno
Derivado de las circunstancias anteriores, hay que destacar la expulsión de los fundadores de Podemos, el grupo denominado como 'El club de los cinco', del que únicamente permanecen Iglesias con el apoyo externo de Juan Carlos Monedero.
Esa imagen contrasta actualmente con el mantenimiento de Susana Díaz en el PSOE, que sirve para dar una imagen integradora por parte del líder, aunque la dirección se plantee seriamente relevarla por la ministra de Sanidad, María Jesús Montero, tras las elecciones del 28-A. A ello se suman los barones que no apoyaron a Sánchez (prácticamente todos) y que sí continuarán en sus puestos (por ejemplo, con el extremeño Sánchez Vara ha conseguido retomar con éxito la relación).
La salida de los díscolos, la formación de un nuevo partido (Más Madrid) por parte de Errejón, la posibilidad de que el exnúmero dos extienda su marca a nivel nacional y la hipótesis de que el resto de expulsados siga sus pasos, pueden suponer la estocada en un partido que actualmente se encuentra en plena fase de descomposición.
Pero hay más. Iglesias no ha tenido la habilidad de ceder ante algunos de los miembros de su partido que cuentan con experiencia de gobierno de primer nivel, precisamente una de las debilidades que se achaca a los nuevos partidos.
Algunas personalidades como la portavoz del Ayuntamiento de Madrid, Rita Maestre, se han curtido de cara a los medios y han conseguido dominar la complicada y lenta gestión de las administraciones públicas. Sería todo un valor para el partido si no hubieran sido suspendida de militancia junto a los seis concejales de Podemos, que actualmente no tiene ninguna representación en el que fue el mayor símbolo de su irrupción en la política nacional.
3 Alejarse del centro y dar excesivo poder al sector anticapitalista
Las elecciones siempre se han ganado en España por el centro. Esta es una realidad en un país que se sitúa estadísticamente en una escala entre el 3 y el 5 (donde el cero es extrema izquierda y diez extrema derecha) y que tiende a renegar de radicalismos, según las encuestas del CIS de la era anterior al polémico Tezanos.
Si nos remitimos a esa misma encuesta, la inmensa mayoría de los votantes sitúan a Podemos entre el uno y el dos de esa escala, es decir, donde se sitúa un 9% del electorado. Y los giros, sobre todo dando especial poder al sector Anticapitalista, con un 10% de la militancia de Podemos pero principal sostén de Iglesias, solo ayudan a alejar el partido del lugar en el que se ganan elecciones.
Si había alguna duda de esta teoría, no hay que olvidar que el PP de Mariano Rajoy abarcaba todo el centro derecha en las encuestas y ahora, con un viraje completo hacia la derecha de Pablo Casado, ha conseguido rebajar sus perspectivas de 130 diputados a una horquilla situada entre 80 y 90.
4 Excesivo personalismo de Iglesias y Montero
El nacimiento prematuro de los hijos de Pablo Iglesias e Irene Montero el pasado mes de julio de 2018 demostró uno de los principales problemas de Podemos: el partido depende excesivamente de dos líderes que, además, son pareja y comparten circunstancias personales.
Lejos de ceder el poder, Podemos se quedó prácticamente paralizado en uno de los momentos claves de la última era política, la moción de censura que desalojó a Mariano Rajoy de La Moncloa.
La formación morada no fue capaz de sacar rédito electoral de aquel gesto y cedió toda la iniciativa y protagonismo mediático al presidente Sánchez. Esa irrelevancia no ha servido, a pesar de todo, para repartir papeles: Iglesias quiere una dirección fiel e incapaz de hacerle sombra tras los desencuentros vividos en el pasado.
Por otro lado, los rumores de relevo fijan una continuidad en la propia pareja de Iglesias, es decir, que las circunstancias personales de ambos prometen volver a paralizar el partido en cuanto surja cualquier contratiempo personal.
Todo ello, junto a algunas 'pifias' como el famoso cartel titulado "vuELve", son dañinas, en tanto en cuanto a que Podemos se vende como un partido con una estructura horizontal y sin jerarquías. Y aquí son demasiado visibles.
5 Renegar completamente de los medios
La actual estrategia de Podemos pasa por cargar contra los medios de comunicación. A la postre, estos movimientos se basan en la vía 'trumpiana' de desacreditar cualquier información incómoda para erigirse como única fuente fiable de noticias.
Todo ello sería positivo de cara al electorado si Podemos no viviese el problema de su caída en apoyos. La actual estrategia de los morados sirvió a Mariano Rajoy y ahora a Pedro Sánchez en sus momentos de mayor apogeo, pero no a una formación que necesita ocupar espacio mediático para recuperar a su electorado.
Las campañas en redes sociales son, sin duda, una de las virtudes, pero hay necesidad de exponerse mediáticamente con mayor intensidad para volver a conectar con aquellos votantes que se han ido a otros partidos.
6 El chalé de Galapagar y el ejemplo de Kichi
La manida compra del chalé de Galapagar tiene mucha más importancia en el declive de Podemos de lo que se podría pensar a priori. Los votantes no acostumbran a aceptar las contradicciones en el discurso político y, más aún, cuando representan un fallo en la piedra angular de la estrategia política.
Las acusaciones a la casta quedan, con ello, empañadas cuando Iglesias representa visualmente cómo la política ha cambiado su nivel de vida tras abandonar un humilde piso en el barrio obrero de Vallecas para viajar a un flamante chalé con piscina de 600.000 euros en la sierra madrileña.
Las contradicciones son claras. Primero, una vivienda tan aislada en una buena zona en plena naturaleza te convierte en un político alejado de la realidad, justo lo que criticaba. Segundo, mucha gente puede recordarte que criticaste al exministro de Economía, Luis de Guindos, diciendo lo siguiente: "¿Entregarías la política económica del país a quien se gasta 600.000 euros en un ático de lujo?". Iglesias ha pagado la misma cantidad que un exministro y exvicepresidente del Banco Central Europeo al que criticaba. Y ha servido en bandeja el argumentario a sus rivales.
Dentro de sus filas, uno de los principales críticos de este gesto, el alcalde de Cádiz José María González Kichi, aprovechó para recordar que mantiene el piso en el que vivía en sus orígenes, que no cobra como alcalde y que dona gran parte de su sueldo como diputado en el Parlamento de Andalucía a organizacione sociales (cobra 1.800 euros al mes). Podemos gana holgadamente en esta ciudad andaluza y antiguo bastión del PP. Valga como ejemplo.
Las consecuencias: Los votos son difíciles de recuperar
Las consecuencias de la debacle que vive la formación morada dibujan un panorama complicado. La pérdida de la iniciativa política y la huída del voto indignado al PSOE y, en muchos casos, incluso a VOX y Ciudadanos (ese votante que elige en función del desafecto político y no la ideología), hace difícil siquiera recuperar los resultados de antaño.
La posible aventura de Errejón a nivel nacional, el fuerte ascenso de VOX, la poca capacidad de autocrítica, la bunkerización de la dirección y las intenciones de relevarse en pareja dando la imagen de cortijo privado no ayudan.
¿Qué futuro queda para Podemos? Todo resulta complicado, pero nadie puede dejar de lado la historia de Izquierda Unida y la irrelevancia absoluta a la que quedó sometida tras la etapa de Julio Anguita.
No todo depende de Podemos: Las consecuencias de las cloacas del Estado
Dejando de lado todos estos aspectos, también hay que destacar el particular Watergate al que ha sido sometido Podemos por parte de las denominadas como 'cloacas del Estado'.
La difusión de noticias falsas y los espionajes aún debilitan a un candidato que no consigue colocar en el tablero mediático el acoso que ha recibido por parte de la corrupción política que ha crecido en el seno de las instituciones.
Estos datos e informaciones obtenidas de forma fraudulenta parece que no tendrán mayor recorrido a partir de ahora, puesto que el hedor que desprenden puede convertirlas en una especie de boomerang que se vuelva contra el que las lanza.
Pero la imagen de Podemos ha quedado dañada de cara a muchos votantes, que aún creen todas las informaciones falsas y ven a Podemos como un partido con algo que ocultar, poco claro. Y esta corrupción de la que Podemos ha sido víctima, sin duda, no depende de la voluntad de sus dirigentes.